El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, reaccionó ayer a la abstención decidida por el PSOE ante la investidura lamentando que los socialistas hayan decidido "dividirse internamente y no exigir nada a cambio". Para marcar diferencias, Rivera, quien celebró el cambio de posición del PSOE, aseguró que los 32 escaños de su formación servirán para marcar "la hoja de ruta" del Gobierno.

Esto será así, añadió, porque Ciudadanos ha optado por mantener una negociación "responsable" con el PP. Rivera aseguró que este diálogo permitirá aplicar 150 reformas necesarias para el país. Ciudadanos pactó con el PSOE en la anterior legislatura, la nacida de las elecciones del 20 de diciembre de 2015, para reforzar la fallida investidura del socialista Pedro Sánchez.

Rivera dio por hecho que se mantiene el pacto que Ciudadanos firmó con el PP en agosto y que teóricamente decayó con la primera investidura fallida de Rajoy. El líder naranja admitió, no obstante, que todavía no ha hablado este extremo con Rajoy, aunque anunció que intentará conversar con él por teléfono "para confirmar ese compromiso" sobre el pacto, que no es en ningún caso, precisó, un "contrato mercantil" sino un pacto político que depende de la voluntad de las partes.

Una voluntad que, según explicó, se podrá someter a prueba a muy corto plazo, ya que algunas de las propuestas pactadas por las dos formaciones incluyen un calendario de aplicación casi inmediata. Entre ellas figura la puesta en marcha de una comisión de investigación sobre la presunta financiación irregular del PP, la reforma de los aforamientos y también la de la financiación autonómica.

Pese a la complejidad que previsiblemente tendrá la próxima legislatura, Rivera ha asegurado ser optimista porque "a lo mejor" es una "oportunidad" para que el PP "no haga lo que le dé la gana" y se puedan las soluciones que "está esperando" la clase media.