El PP mantuvo ayer el optimismo suscitado el miércoles por la apertura de un canal negociador con Ciudadanos (C's) y fue precisando algunas líneas maestras de su táctica para conseguir la investidura de Mariano Rajoy. En opinión de la cúpula popular, ahora se trata de que, a raíz de la futura negociación sobre techo de gasto, ajuste del déficit y Presupuestos, C's cambie su abstención por un sí y que este movimiento impulse al PSOE a trocar su negativa por una abstención.

Así lo explicó el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maillo, quien aseguró que "el primer paso" dado por Rajoy y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, lleva a considerar que si ambos quieren negociar los Presupuestos es porque ambos "piensan que va a haber gobierno".

En consecuencia, prosiguió el dirigente del PP, resulta concebible que C's abandone la abstención y "se pase al sí", una opción que a su juicio acercaría al PSOE a abstenerse y a "dejar de conjugar el verbo bloquear". Este cambio de actitud de Ciudadanos, añadió, vendría de una negociación: "No es un sí a cambio de nada", matizó. Al replicársele, en el curso de una entrevista televisiva, que C's parece decidido a no moverse de la abstención, Maillo afirmó que en política a veces se dan y se declaran "posiciones maximalistas" que "luego no se cumplen exactamente".

Con este panorama en el horizonte, algunos líderes populares se atreven de nuevo a aventurar fechas para la investidura, una vez que los deseos iniciales de Rajoy de acometerla a principios del mes en curso han quedado dinamitados por la propia lentitud que le ha imprimido al proceso negociador, al igual que parece esfumarse la voluntad de iniciarla el próximo día 23 para tener listos los Presupuestos el 30 de septiembre. Desarrollando la idea -filtrada el miércoles tras reunirse el Comité de Dirección del PP- de que la investidura podría dejarse para un poco más tarde si fuese preciso, el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, afirmó que la semana del debate de investidura "no debería" situarse más allá de la primera de septiembre. Casado expresó su preferencia por la fecha de finales de agosto, pero insistió en que, para eso, el PSOE tendría que haber girado a la abstención, lo cual parece poco probable.

Diversas fuentes, tanto populares como ajenas al PP, estiran aún más las fechas, aunque en sordina, al asegurar que la "larga caminata" de la que habló Rajoy el miércoles podría en realidad llegar hasta finales de septiembre, ya que habría que esperar a que se celebrasen las elecciones vascas, el 25 de ese mes, para que el panorama quedase despejado.

La argumentación de quienes defienden esta hipótesis es la siguiente: tras las elecciones autonómicas del 25-S en el País Vasco -y en Galicia-, el PNV estaría mucho más dispuesto a negociar. Más aún si el resultado de los comicios en Euskadi le situase en la posición de necesitar el apoyo del PP para gobernar.

En este último caso, se podría acometer un cambio de cromos que, sumado al giro que para entonces debería haber dado ya Ciudadanos, elevaría los apoyos a Rajoy a 175, con lo que sería suficiente una sola abstención o una simple ausencia para que el líder popular fuese investido en segunda votación. En ese mar de cábalas, lo único cierto es que Rajoy y Rivera volverán a reunirse la semana que viene.