El candidato del PP, Mariano Rajoy, planea someterse a una sesión de investidura el próximo 2 de agosto, de manera que la primera votación, en la que se requiere mayoría absoluta (176 diputados), se celebraría al día siguiente y la segunda, cuando ya solo se exigen más votos a favor que en contra, el día 5.

De contar con el voto a favor del único diputado de Coalición Canaria, Rajoy sumaría 138 "síes", con lo que, para ser investido en segunda ronda, necesita, además de las 32 abstenciones de C's, al menos otras 43.

Este es el calendario que maneja el presidente del Gobierno en funciones, que ayer concluyó una primera ronda de contactos con los líderes de los partidos en la que solo ha cosechado "noes"; el último, el del PSOE, cuyo secretario general, Pedro Sánchez, le dijo después de ochenta minutos de conversación que "a día de hoy" los 85 diputados socialistas votarán en contra de su designación como jefe del Ejecutivo.

A la vista de las fechas barajadas por Rajoy, y si su candidatura no prosperara ni en la votación del día 3 ni en la del día 5, ni ningún otro aspirante consiguiera ser investido en los dos meses siguientes, habría que convocar unas terceras elecciones, que se celebrarían el 27 de noviembre.

Ahora bien, la materialización de este calendario depende de que el líder del PP acepte el encargo de formar gobierno que, con toda probabilidad, le hará el Rey al final de la ronda de consultas que tendría lugar la última semana de este mes.

Esa ronda de contactos de los líderes de los partidos con Felipe VI no puede empezar antes del 26 de julio, ya que, si no, no se respetaría el plazo de cinco días que fija el Reglamento del Congreso para la formación de los grupos desde la constitución de las nuevas Cortes, el 19 de julio.

Y Rajoy sugirió ayer que no aceptaría el encargo del Rey si sabe que no cuenta con los apoyos o las abstenciones necesarias para salir investido. A día de hoy, como el secretario general del PSOE le dejó muy claro durante la entrevista, no los tiene.

"Tengo interés en gobernar. Yo quiero gobernar y tengo la responsabilidad de intentarlo", dijo el presidente del Gobierno en funciones después del encuentro con el líder del PSOE. "Yo estoy dispuesto a mojarme y gobernar sean cuales sean las circunstancias". Pero, a renglón seguido, añadió: "Si yo tuviera la certeza total de que era imposible ser investido, abriría un periodo de reflexión con el resto de los grupos para ver si tendrían intención de dar salida a la situación".

Después de Sánchez sentenció que "a día de hoy" -expresión que empleó varias veces- los socialistas no le prestarán sus abstenciones al aspirante del PP, al que, por el contrario, animó a abrir una negociación "seria" con sus "aliados naturales", entre los que mencionó expresamente a CDC, basada "en propuestas y no en amenazas y chantajes".

En su opinión, Rajoy tiene "mucho campo para hablar" y "la obligación y la responsabilidad" de buscar una mayoría suficiente que le reporte estabilidad.