El alcalde de Girona, Carles Puigdemont, fue investido ayer por la noche presidente de la Generalitat, en sustitución de Artur Mas, en un pleno convocado "in extremis" para evitar la convocatoria de nuevas elecciones en Cataluña. La elección como candidato del político de Convergència (CDC) y diputado de Junts pel Sí (JxS), que proclamó en su discurso: "No es hora de ser cobardes", permitió el sábado desbloquear las negociaciones entre el bloque de Mas y la CUP, después de que el líder convergente aceptara renunciar a seguir al frente del Gobierno catalán.

Puigdemont, que se convirtió en president dos horas antes de que se hiciera obligatorio llamar de nuevo a las urnas a los catalanes, fue investido en la primera votación, por mayoría absoluta, con el respaldo de 70 diputados (los 62 de JxS y 8 de la CUP), dos abstenciones de los anticapitalistas y 63 votos en contra de Ciudadanos (C's), Catalunya Sí Que Es Pot, PSC y PPC.

De esta forma, los "cuperos" cumplen el primero de los cinco requisitos del acuerdo suscrito el sábado, aunque no del todo, ya que dos de sus diez diputados no votaron a favor de Puigdemont.

Tras el pleno de investidura, dos de los parlamentarios antisistema renunciarán a sus actas como "castigo" a su "beligerancia" negociadora y serán sustituidos por otros integrantes de la lista con la que la CUP concurrió a las elecciones del 27-S. Además, dos de los diputados pasarán a votar con los 62 de JxS para garantizar la estabilidad del nuevo Govern y los otros ocho no podrán votar nunca en el mismo sentido que los 63 de las fuerzas contrarias a la independencia si está en riesgo el proceso soberanista.

Puigdemont estará al frente de un Gobierno que Mas ya había dejado acordado con el líder de ERC, Oriol Junqueras, que será el único vicepresidente del Ejecutivo, con competencias en el ámbito económico y presupuestario.

El organigrama del gabinete coincide a grandes rasgos con la presidencia coral ofrecida en su día a la CUP, que, no obstante, la rechazó al rechazar a Mas como candidato. Así, Neus Munté y Raül Romeva también tendrán un papel destacado: la primera, probablemente, como consejera de la Presidencia y portavoz, y el segundo en el área internacional. Jordi Jané continuará al frente de la Consejería de Interior.

Las primeras palabras de Puigdemont como president fueron para agradecer el apoyo recibido y gritar: "¡Viva Cataluña libre!". Cuando la presidenta de la Cámara, Carme Forcadell, afirmó que su investidura será comunicada al Rey, se oyeron algunos silbidos desde la tribuna de invitados.

En su discurso, en el que asumió el programa de ruptura que hereda de Mas, y cuyo punto central es la proclamación de la independencia en año y medio, Puigdemont dijo que asume el cargo consciente de que seguramente será "más temporal que nunca", porque "los momentos irrepetibles necesitan liderazgos irrepetibles", y garantizó que se "dejará la piel" para cumplir la hoja de ruta secesionista con "valor" y "coraje", pero sin "temeridades". "No son épocas de cobardes, ni para temerosos ni para los flojos de piernas, ni para resignarse en la confortabilidad", proclamó.

Puigdemont garantizó que empezará a caminar "a la luz" de la proclama secesionista del 9 de noviembre, anulada por el Tribunal Constitucional (TC), e "iniciar el proceso para constituir un estado independiente en Cataluña". Y subrayó que se tomarán "decisiones soberanas", aunque con "voluntad permanente de diálogo" con el Gobierno, la UE y la comunidad internacional. "El candidato no es el mismo, el programa sí", dijo para apuntalar el continuismo de su gestión.

Al llegar las intervenciones de la oposición, Inés Arrimadas, de Ciudadanos, subrayó que con la llegada del nuevo president "van a investir al señor Mas de lo mismo" ; Miquel Iceta, del PSC, mostró su rotundo "'no' a la independencia y 'no' a la ilegalidad"; Lluís Rabell, de CatSíQueEsPot en el Parlament, aclaró que "no han ganado el plebiscito"; y Xavier García Albiol, del PP catalán, se mostró rotundo: "Cataluña seguirá siendo España".