El general de Sanidad Vicente Navarro se declaró inocente de haber identificado erróneamente 30 de los 62 cadáveres de los militares que murieron en el accidente del Yak-42 ocurrido en Trebisonda (Turquía) y aseguró que intentó “dulcificar” las circunstancias de la muerte a los familiares.

Así lo manifestó Navarro en su turno de última palabra antes de que el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, dejara visto para sentencia el juicio a las 14:47 horas, después de que los otros dos acusados -el comandante médico José Ramírez y el capitán médico Miguel Sáez- no hicieran uso de su última palabra.

“Cuando fatalmente se ve que no hay salida, el médico debe informar de forma comprensible para los familiares (...) Procuramos siempre dulcificar, cuando es necesario, las circunstancias de una muerte, absolutamente indescriptibles, para que esas familias que ya han perdido al ser querido no sigan torturándose, no sigan dando vueltas a algo ya irremediable”, aseveró.

Navarro sostuvo que la labor realizada en el accidente fue “de servicio a la institución militar, a los compañeros que desgraciadamente murieron”, y se declaró responsable de ordenar a sus subordinados que dieran a los familiares información “limitada a la descripción de daños y de circunstancias que no venían a cuento para más, una vez perdido el ser querido”.

“No me considero que tenga un desdoblamiento esquizofrénico de la personalidad. No soy el doctor Jekyll y mister Hyde”, sostuvo el general.

Antes de finalizar su alegato final, Navarro, que se consideró inocente, dio las gracias a los otros dos acusados “por su dedicación, por su esfuerzo, por sacrificio” y por los cinco años que llevan, según dijo, “con juicios paralelos y los ‘dimes y diretes’ de algunos medios interesados, que les han hecho sufrir “una zozobra que solamente nosotros sabemos”.

En esta novena y última sesión de la vista, la defensa de Navarro afirmó que las autoridades turcas era quienes tenían prisa “por quitarse de en medio esos cadáveres” ya que cuando sus forenses examinaron los cadáveres de los 74 fallecidos -los 62 militares españoles y la tripulación de doce ucranianos- había un “cambalache de restos y cuerpos”.

“A partir de ahí, el asunto se les empezó a ir de las manos”, aseveró el letrado, que también ha acusado a los turcos de “hacer desaparecer” la bolsa número 42 “porque ya no servía para nada ya que tenían los 74 cuerpos”, una actuación que calificó de “anómala e ilícita”.

La defensa de Ramírez y Sáez mantuvo que la responsabilidad de realizar las identificaciones correspondía al general Navarro porque la función de los patólogos no es la de identificar los cuerpos sino determinar la causa de la muerte.

Por su parte, el abogado del Estado pidió al tribunal que no declare responsable civil subsidiario al Estado -tal y como pide el fiscal y las acusaciones particulares- puesto que el Ministerio de Defensa tenía contratada pólizas de seguro con varias compañías aseguradoras.

“No hizo nada”

Al termino del juicio, la portavoz de la Asociación de Familias Afectadas por la Catástrofe del Yak-42, Granada Ripollés, aseguró que el general Vicente Navarro, principal acusado del juicio sobre las identificaciones erróneas, que quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia Nacional, no puede pretender “sentirse tan víctima” como ellos, en referencia a los cinco años de “juicios paralelos y dimes y diretes” que aseguró haber sufrido el acusado.

En declaraciones a los medios de comunicación a las puertas de la Audiencia Nacional, Ripollés destacó que lo que más le duele a las familias es que el acusado asegure ahora que “hizo todo lo que pudo” cuando “realmente se ha demostrado que no hizo nada y se dedicó solamente a cumplir una orden de alguien que les dijo que les trajeran”.