El tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio y las urnas suelen ser para ello inexorables. Hace apenas cuatro meses, el 22 de febrero, la mayoría del pleno del Concello declaraba al presidente del Gobierno en funciones, el pontevedrés Mariano Rajoy, persona "non grata" por la prórroga de la concesión de Ence por sesenta años más, hasta 2073. El pasado domingo las urnas de la ciudad "a la que no pienso renunciar" resarcieron a Rajoy de una declaración que calificó como una "afrenta que me dolió mucho", según admitía él mismo unos días después. Con 17.474 votos en las elecciones del 26-J, los pontevedreses declararon "grato" a un vecino que echó "mis raíces en Pontevedra y no quiero ser de ningún otro lugar". Así lo declaraba el propio dirigente popular en una carta a los pontevedreses publicada por FARO el 13 de marzo, apenas tres semanas después de aquel acuerdo plenario.

Los resultados cosechados por el PP el pasado domingo mejoran con creces los obtenidos el 20 de diciembre, cuando aún no se había concedido la prórroga a Ence ni nadie imaginaba siquiera que Rajoy sería declarado "non grato" en su ciudad. Si seis meses antes los populares obtenían 16.266 votos (el 32,82%), el domingo esa cifra se elevó hasta los 17.474 (el 36,97%) con el añadido de que la participación fue menor que entonces. Es el mayor aumento (un 7,5%) entre todos los candidatos presentados a las elecciones.

Estos resultados suponen, en la práctica, un segundo "acto de desagravio" con el presidente en funciones, después del que escenificó su partido en el congreso provincial del PP del 13 de marzo pasado, cuando Alfonso Rueda relevaba a Rafael Louzán. Con motivo de aquella visita a Pontevedra, el propio Rajoy dejaba claro, en la citada carta de FARO, que "hoy vuelvo a Pontevedra, donde residen mis amigos de siempre" y conoció a su esposa, Elvira Fernández, y recordaba que fue a orillas del Lérez donde "he intentado siempre conducirme en la vida pública con equilibrio, mesura y afán de concordia, principios que nunca he abandonado. Quizás por eso lamento tanto que algunos concejales de esta ciudad que siento tan mía hayan querido hacerme daño cuando existen otras maneras mucho más razonables de mostrar el desacuerdo con un gobernante".

Esos casi 17.500 votos populares del pasado domingo suponen una diferencia del 60% sobre los votos logrados por los dos partidos que en su día propusieron la declaración de Rajoy como persona "non grata": En Marea y PSOE. En el caso de los aliados de Podemos, el número de papeletas del 26-J fue de 10.917, con una destacada pérdida de 2.296 apoyos con respecto a los del 26-J. Por su parte, el PSOE tampoco pasa de los 10.559 votos, un 65% menos que el PP pese a crecer en 632 papeletas. Su aumento, del 6,3% con respecto a diciembre, es menor del obtenido por la lista que encabeza Ana Pastor.

El BNG, que no firmó la propuesta de declaración contra Rajoy pero sí dio su respaldo desde el principio a ese acuerdo (rechazado solo por el PP y la concejala de Ciudadanos María Rey), firma en esta cita electoral su peor resultado en casi tres décadas con 2.446 votos, 757 menos que hace seis meses y con un descenso del 23%. La cosecha de papeletas de los nacionalistas es siete veces menor que la del PP.

Con este balance, las urnas anulan, en la práctica, aquella declaración, única en Pontevedra, y sirven de base para que se cumpla un deseo de Rajoy: que "algún día -ojalá no muy lejano- algún alcalde de Pontevedra -ojalá que el actual- planteará la retirada de esa declaración que nada aporta a la ciudad". Pero el resultado electoral también pone de manifiesto que la prórroga de la concesión para Ence hasta 2073, otorgada en enero pasado y origen de la declaración de persona "non grata", no ha supuesto factura alguna para el PP o para Rajoy, que obtiene aún más respaldo que un mes antes de aquella decisión de Costas, con el gobierno central ya en funciones.

Los pontevedreses se sumaron así el domingo a las "compensaciones de esta afrenta" que recibió Rajoy desde aquel 22 de febrero y que él mismo destacaba como "muestras de solidaridad y cariño que agradezco de corazón", un ánimo llegado de personas " de la más variada condición, de distintas opciones políticas, muchas que ni siquiera conozco ni he tratado". Pontevedra, la ciudad con la que Rajoy quiere "compartir mi destino", acaba de poner a cada uno en su sitio.