Corría octubre de 1989. El BNG apenas se había fundado siete años antes y el actual alcalde, Miguel Fernández Lores cumplía dos años como único edil nacionalista en el Concello. En las elecciones generales de aquel mes el PP, con Mariano Rajoy como candidato al Congreso por la provincia, obtenía 11.961 votos, el 36,51%, mientras que el BNG reunía un escaso puñado de apoyos: 1.488, el 4,54%. Veintisiete años después, esos porcentajes se repiten casi al dedillo, con el 36,97% para los populares y el 5,17% para los nacionalistas.

En estas casi tres décadas los pontevedreses han sido convocados a las urnas (en elecciones locales, autonómicas, generales y europeas) en 26 ocasiones y los resultados del domingo en la ciudad han sido los peores para el BNG desde aquella cita de octubre de 1989. Con apenas 2.446 papeletas, el partido que gobierna Pontevedra desde 1999 regresa a su "suelo electoral" de entonces. Resulta llamativo que su "techo" también en muy reciente, el 43,08% de papeletas (un total de 17.050) logradas hace poco más de un año, en mayo de 2015, en las últimas elecciones municipales que otorgaron al BNG doce concejales. En apenas trece meses se registra un trasvase de quince mil votos, si bien, como recuerda el propio Fernández Lores y los demás grupos municipales, "no son extrapolables: se vota en distinta clave" en cada cita electoral.

Aún así no deja de resultar llamativa la evolución electoral del BNG en estos años. Su "mejor momento", al margen de la continuidad en el Concello de Pontevedra, se registró entre 1997 y 1999, con un 30% de apoyos en las autonómicas de octubre de 1997, que tuvo continuidad con el 29% de las europeas de junio de 1999, la misma cita en la que un 37,4% de apoyos en las locales aupaba por vez primera a Lores a la Alcaldía. Fue en el ámbito municipal donde el BNG se mantenía en forma, pero en el resto de citas mostraba su debilidad. En las últimas autonómicas, en octubre de 2012, se quedó en 7.700 votos (el 19%) y en las europeas de mayo 2014 sumó menos de 3.600 papeletas, el 11,6% de todos los que votaron en aquella ocasión.

El alcalde se alineó ayer claramente con la interpretación oficial de la portavoz del BNG, Ana Pontón, a la hora de analizar los resultados del 26-J y admitía que "no son satisfactorios", aunque tampoco hablaba de fracaso absoluto ya que "no estoy descontento del todo porque hay miles de personas que aún creen en el BNG", si bien admitía que son la base "militante" y "de convicción", sin lograr incorporar a otros sectores. En esa misma linea oficial Lores insistía en que el del domingo "no era nuestro partido", ya que la refundación del BNG está más dirigida, a corto plazo, a las elecciones autonómicas de octubre y en esa clave se desarrolló su campaña electoral.

Recordó que su formación ya venía de perder representación en el Congreso en diciembre pasado "y remontar la percepción de que votar al BNG no sería útil era muy complicado". De hecho, ya se sabía de antemano que "no había posibilidades de sacar representación. Los datos nos decían que era prácticamente imposible".

Señala que "mi forma de entender la política es que estos resultados no van a resolver los problemas de Galicia, perdiendo población y exportando gente formada", por lo que vaticina que "el BNG volverá a ser referente". En todo caso, admite que con menos del 3% de los votos de toda Galicia, "debemos reflexionar" pero su mensaje no deja de rezumar optimismo: "Estamos recuperando y planteando las cosas mucho mejor" desde la llegada de Ana Pontón a la portavocía. "Estas elecciones (las del pasado domingo) no son las autonómicas y habrá más gente en otoño que verá al BNG como referente para defender sus intereses".