Si el 20 de diciembre Ciudadanos conseguía en Galicia casi 149.000 apoyos, el 9,06 por ciento de los votos y un pasaporte para su -entonces- número 1 por A Coruña, Antonio Rodríguez, al Congreso de los Diputados, esta vez ha perdido el beneplácito de la población y ni siquiera ha logrado revalidar el billete para su nuevo cabeza de su lista por esta provincia, José Canedo, pese a que las encuestas, desde la del CIS hasta la realizada a pie de urna, le ofrecieron hasta el final esa posibilidad. A la hora de la verdad fue el Partido Popular quien sumó un escaño más por esta provincia, donde pasó de tres a cuatro.

Como explicó ayer el portavoz de la formación naranja en Galicia, Javier Sánchez-Agustino, "unas pocas papeletas nos separaron de ese premio que es la consecución de diputado en Galicia". En esa línea resaltó que casi un 9 por ciento de los electores apoyaron su proyecto -en concreto, según los últimos datos del Ministerio de Interior fue un 8,63 por ciento, frente al 9,06 por ciento de los anteriores comicios- y que "eso significa" situar "nuevamente" a Ciudadanos "como la cuarta fuerza política" en la comunidad. A su juicio, el dato también implica que "el proyecto de Ciudadanos en Galicia se consolida y se fidelizan los votos de los gallegos" recibidos el pasado 20 de diciembre.

Al final, las matemáticas de las urnas les restaron ayer un diez por ciento de los apoyos recibidos en diciembre, y aunque superaron los 133.000 votos, lo que Sánchez-Agustino consideró una "cifra nada despreciable", se quedaron a 15.000 de los recabados antes de Navidad. Con todo, aseguró que ese dato "tiene que animar" a los integrantes de la formación "a redoblar esfuerzos para las próximas citas electorales, para seguir ofreciendo a los gallegos un proyecto de cambio, un proyecto de trnasformación, un proyecto de modernización para Galicia y los gallegos que pueda poner a nuestra comunidad en el lugar que se merece".

La crisis del cambio de cartel precisamente por esta provincia, contestada por su anterior candidato y diputado, Antonio Rodríguez, quien la calificó de "cacicada", pudo haber influido en las cifras. De hecho, el anterior representante de la formación naranja en el Congreso auguró que la jugada de su sustitución iba a pasar factura al partido. Entonces se produjeron dimisiones de miembros de las juntas directivas gallegas, que criticaron que el nuevo candidato no había sido elegido en primarias, sino a dedo.

Ni siquiera que el propio Albert Rivera acudiera esta vez a Galicia, aunque no A Coruña, sino a Pontevedra, con la esperanza de extender los buenos resultados y conseguir que su partido fuese clave a la hora de gobernar ha sido un aliciente para mejorar los resultados. A pesar de que multiplicó los votos reunidos en las municipales y sacando ventaja al BNG, cuyos apoyos triplica, el retroceso puede ser una dificultad si se tiene en cuenta que la formación naranja dispone de cinco meses para prepararse para las autonómicas y aspira a poder ser decisiva, de cara a posibles pactos con el PP si este pierde la mayoría, para conformar gobierno también en la comunidad. De hecho, sus expectativas eran mayores. Confiaban en conseguir un segundo escaño en Galicia por la provincia de Pontevedra.

Aunque esta vez sus candidatos al Congreso insistieron en evitar el pecado de su primera experiencia en las generales y en asegurar que tenían propuestas para Galicia (el propio Rivera explicó que el AVE estaba fuera de cuestión y señaló en su mitin en Vigo que los repartos de cuota en la pesca eran uno de los puntos que abordarían de llegar al poder), fueron desgastados por la estrategia del PP.

Dado que Ciudadanos en Galicia se alimentó del granero de votos del PP en las elecciones de diciembre, los populares basaron su estrategia de campaña en proclamar que el voto a Ciudadanos sería como votar en blanco o a Podemos. "Votar a Rivera es votar a Podemos", llegó a afirmar María Dolores de Cospedal durante su visita a Galicia, mientras Alberto Núñez Feijóo advertía de la necesidad de no acudir a las urnas a ver qué pasa, sino pensar en el voto "útil".

Los mensajes de Ciudadanos, que se ofreció como partido "valiente" para regenerar las instituciones y ponerlas "al servicio de los ciudadanos", no calaron lo suficiente para movilizar los apoyos que obtuvieron en los pasados comicios.