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El relevo generacional arrincona al bipartidismo

Los partidos emergentes han sabido movilizar al electorado joven y llevar a las urnas a un sector hasta ahora desenganchado de la política - La consecuencia, un nuevo mapa donde se rebaja la hegemonía de PP y PSOE

Una pareja con hijos votando en Cangas el pasado domingo. // S. Álvarez

Las elecciones del domingo supusieron, entre otras muchas consecuencias, el fin del bipartidismo, entendido como la alternancia del poder entre el PP y el PSOE, aunque a veces tuvieran que recurrir a alianzas al no disponer de mayorías absolutas. Este sistema ha saltado ahora por los aires con la irrupción en la escena estatal de dos formaciones, Podemos y Ciudadanos, dejando además un escenario donde la formación de gobierno se antoja como la más difícil desde la llegada de la democracia. La quiebra del modelo tradicional del bipartidismo también se ha extendido a Galicia, con un PP en sus horas más bajas en unas elecciones generales y la entrada en escena de Ciudadanos con un diputado y de En Marea con seis, igualando al PSOE, que pasa a ser la tercera fuerza. Entre las razones de esta ruptura del esquema tradicional, los sociólogos consultados, y también los partidos, apuntan al relevo generacional del electorado en una doble vertiente: la del nuevo votante que se estrena y la del que, no siendo novel, sí se movilizó esta vez, ambos sectores agitados por el atractivo que despiertan las formaciones emergentes. "Y llegan para quedarse", dice sobre Ciudadanos y Podemos-En Marea Alberto Saco, sociólogo experto en demografía.

El presidente del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, ya había advertido este fenómeno en los comicios locales de mayo tras el varapalo que sufrieron los populares. Entre las razones que dio para explicar entonces la pérdida de 186.000 votos, Feijóo aludió al fallecimiento de más de 100.000 gallegos en los cuatro años anteriores a los comicios locales, precisando que muchos de ellos eran votantes del PP. Entre las elecciones de 2011 y las del domingo, murieron en Galicia unas 120.000 personas mayores de 18 años, por lo tanto, ya no pudieron votar. Y en el mismo periodo se incorporaron 82.531 nuevos electores tras cumplir la mayoría de edad.

Esta evolución natural de la población se encontró sin embargo con la aparición de los partidos emergentes, lo que les llevó a participar, al menos a una gran mayoría, en unas elecciones de que otra forma no harían. "Las mareas movilizaron a gente que antes no participaba en los comicios por sentirse ajena a la política", admiten en el PPdeG.

"Mucha gente joven, y no solo los que cumplieron 18 años, se sienten más identificados con las nuevas formaciones, con sus mensajes de renovación y de regeneración de la vida política y también por la edad de los candidatos", asegura el sociólogo Jesús Lage.

Este "despertar" a la política no solo interesaría a los más jóvenes, coincide Alberto Saco, sino a un sector de la población de hasta los 50 años que no se identifica con los viejos patrones ideológicos, ni con las estructuras de los partidos tradicionales ni con su inmovilismo, y sí con las formaciones emergentes. De ahí que crea que la fragmentación de la esfera política no tenga vuelta atrás.

Este recambio del electorado se habría iniciado con las últimas elecciones europeas, para luego tener continuidad en las autonómicas andaluzas y en las municipales de mayo y ahora consolidarse. Con Ciudadanos, y especialmente Podemos, como formaciones capaces de integrar en política a la población joven hasta ahora desmovilizada en las elecciones.

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