Se encuentra en plena mudanza, para cambiar la actividad fecunda y llena de éxitos que realizó durante cuarenta años como directora del grupo de teatro Sarabela y en la docencia, por otra no menos apasionante, que intenta abordar con "los pies muy en la tierra", como cabeza de lista de En Marea por la provincia de Ourense, para dar soluciones a las demandas y necesidades que plantean los vecinos.

-¿Ya ha empezado a sentir nostalgia de lo que deja atrás, o todavía no le ha dado tiempo?

-No, porque hoy mismo, el día que finaliza la campaña, estreno con Sarabela "Normas para saber vivir na sociedade actual", debido a compromisos anteriores. Estoy trabajando mucho a dos bandas.

-¿Intentará compatibilizar la actividad?

-No, yo dejo la enseñanza y la dirección de la compañía de teatro Sarabela. Ya tengo preparado un documento para renunciar durante cuatro años a mi actividad teatral. Yo si entro a remar, lo hago con todas las consecuencias, con plena dedicación.

-¿No teme que se pueda desplomar Sarabela?

-No se va a desplomar, porque Sarabela es un proyecto sólido, de largo recorrido. En realidad, lo que hago yo es dirigir directores. Mis compañeros de vida y de viaje están perfectamente capacitados para liderar proyectos. Queda relevo absolutamente potente. Sarabela no se va a desplomar.

-¿Cuáles son los nombres propios de Sarabela?

-Fernando Dacosta, Elena Seijo, Fina Calleja e Sabela Gago.

-¿Qué se puede hacer desde la Xunta por el teatro, por el cine y por las artes?

-Se puede hacer mucho. Los sectores culturales son los que más recortes han sufrido desde 2009, un 55%, que es una barbaridad, una sangría, cuando la cultura es un sector estratégico, no solo como ocio, no solo como negocio, sino como señales de identidad que conforman nuestra razón de ser. Se puede hacer mucho a nivel de leyes. A nivel del audiovisual, potenciar el CGAI -desmantelado en la actualidad-, que es importantísimo para el audiovisual; desde las artes escénicas, crear una ley de teatro; crear una Consellería de Cultura, no mezclada, sino única; potenciar las bibliotecas municipales -en la actualidad hay más de 50 concellos sin biblioteca-; potenciación real del mundo del libro; que los medios de comunicación se impliquen y potencien más nuestro sector cultural, a nivel de contenidos, sobre todo; que la lengua también esté presente en todos los medios; y atender las condiciones dignas de trabajo de los profesionales del campo de la cultura, que están siendo muy afectados por el mayor recorte de todos. También pienso en la formación, en la investigación, en la potenciación de la gente joven y en la internacionalización, teniendo en cuenta las directrices de la Unión Europea y de la Unesco, que plantean la cultura como un sector estratégico. Aquí lo que se hace es castigar. La cultura está soportando el IVA más caro de Europa: el 21%. El objetivo es revertir toda esta política, para que la cultura llegue a las aldeas y a las villas de toda Galicia, mediante el apoyo de la cultura de base.

-¿Usted se marcha por un período de cuatro años, pero no cierra la puerta a la posibilidad de volver al mundo del que procede?

-Yo hago esto con conciencia y con voluntad ética. Lo que me abre la conciencia es ver la realidad de las familias desestructuradas, que están sufriendo un mundo de dios, que no llegan a final de mes, y los niños dejan las escuelas nada más concluir la edad obligatoria, de 16 años, donde se produce una sangría? Yo en principio voy para cuatro años. No marcho para siempre. Esto es un paréntesis y una contribución. El teatro es mi pasión. Pero yo veo que Ourense es la última provincia, la más pobre de España, a pesar de la gran riqueza que tenemos. Por lo tanto no es tiempo de llorar, es tiempo de mojarse, de remar y vamos a remar en un proyecto que es participativo, democrático, transparente, colaborativo, que busca por encima de todo la justicia social.