Las siglas de Podemos no aparecen en la candidatura de En Marea, pero la guerra interna por su liderazgo y estrategia estalló ayer en Galicia y eclipsó el día central que pretendía dar un empujón a la imagen de Luís Villares, candidato rupturista a presidir la Xunta. El intercambio de reproches de Pablo Iglesias, líder de Podemos, e Íñigo Errejón, su número 2, acerca de la necesidad de mantener el discurso para "dar miedo a los poderosos" o buscar una línea más suave con que convencer a la población más moderada acaparó los focos y desvió la atención de lo que, en principio, estaba marcado en rojo en su agenda: respaldar a Villares en la recta final de la campaña, a la que quedan tres días.

El sentido de la mala oportunidad de la izquierda no es nuevo cuando desembarcan en campañas autonómicas figuras estatales. Sucedió en 1997, cuando Felipe González, entonces secretario general del PSOE, visitó Ourense para apoyar al entonces candidato a la Xunta de su partido, Abel Caballero. Allí, el primero anunció que no optaría a presidir el Ejecutivo de nuevo. Ya no importaba la campaña del PSdeG.

"Si dejamos de dar miedo a los poderosos, dejaremos de tener sentido como partido", proclamó Iglesias en su intervención matutina en el paraninfo de la Universidade de A Coruña, donde reconoció las dificultades de la "unidad", pero pidió elegir entre el PP y la "corrupción" y En Marea. También descartó una alianza con el PSOE a nivel estatal que incluyese a la "filial del PP", en alusión a Ciudadanos, "la fuerza del Íbex 35 que quiere cerrar la puerta al cambio". De hecho, acusó a los poderes económicos de "prohibir" a los socialistas pactar con su formación.

Veinte minutos después de su intervención, estalló la guerra y la potenciación de la imagen de Villares quedó ensombrecida. "Los poderosos ya les damos miedo, ese no es el reto. Lo es seducir a la parte de nuestro pueblo que sufre, pero aún no confía en nosotros", replicó Errejón en las redes. "Sí, compañero Errejón, pero en junio dejamos de seducir a un millón de personas. Hablando claro y siendo diferentes seducimos más", respondió Iglesias en las redes antes de que ambos tratasen de sellar la paz. El conflicto ya competía por ser el asunto más comentado en una red social con la separación de los actores Brad Pitt y Angelina Jolie, lo que ilustra la expectación que generan los podemitas.

Ese cruce de mensajes se produjo antes de que Iglesias actuase en la explanada de la estación marítima de Vigo ante unas 2.000 personas. Era el acto central de campaña y reunió una cifra inédita en lo que va de carrera electoral. Sin duda, el acto más intenso y con mayor efervescencia, donde Iglesias dejó claro a Errejón y quien quiso escuchar que su estilo será el de Beiras, al que erigió como heredero del 15-M y artífice de la sorpresa de AGE en 2012. "El adversario quiere que seamos como ellos. Aquí les digo que no. Llegamos siendo distintos. Me gusta Beiras cuando llama Frijol a Feijóo y hablando de la brigada de demolición", reivindicó sobre su definición de la Xunta. "La primera reacción del 15-M fue AGE. Beiras sonaba distinto", proclamó ante un público entregado en Vigo, ciudad donde, por fin, En Marea mostró músculo. "Yo estaba allí", recordó sobre su trabajo para la coalición, que no hubiese logrado un debut con nueve escaños de no ser por el veterano líder.

También dejó clara su apuesta por la "unidad" de la izquierda tras la tortuosa negociación para constituir En Marea, el partido donde se ha diluido Podemos, y también para aliarse con IU. "Costó mucho y a veces hay que ceder, pero no hay siglas que estén por encima de la posibilidad del cambio. Como secretario general de Podemos, estoy orgulloso de que nuestra referencia sea En Marea", declaró.

Iglesias contó ayer con el respaldo de Pablo Echenique, Irene Montero, Rafa Mayoral y Carlos Monedero, en su duelo virtual con Errejón.