Se acabó el incendio, el postsiniestro y la Fandicosta de la reconstrucciónpostsiniestro. De esa travesía de dos años solo quedan las hemerotecas y una de las instalaciones fabriles de mayor vanguardia del sector. Punto y aparte. Ahora la multinacional pesquera presidida por Ángel Martínez Varela ha puesto en marcha un plan de negocio a tres años en el que prevé elevar un 50% su volumen de negocio, que alcanzó el año pasado los 101,5 millones de euros con casi 24.000 toneladas comercializadas. "El incendio, siendo dramático, lo hemos convertido en una oportunidad", enfatiza José María Núñez Gallego, director general de la compañía. Trabaja de momento en un barracón de obra pegado a la tienda de productos congelados y a la espera de disponer de nueva sala de administración, en primera línea del mar que acaricia la costa de Domaio (Moaña). Una incomodidad pasajera de la que no se queja. "Hemos aprendido muchísimo con todo esto".

Con apoyo logístico en Madrid y Basauri y una planta de elaborados en Vilagarcía (la antigua Friporto), Fandicosta trazó de inicio -tras el siniestro del 9 de mayo de 2016- un plan para "reponer y mejorar" su brazo industrial de Domaio. Ha invertido cerca de 25 millones de euros entre la reconstrucción y la nueva maquinaria. "Hemos hecho una inversión fuerte en el envasado dentro de la reforma de la fábrica vieja", la que no se calcinó. Esta estrategia ha convertido la planta en un "útil ultraversátil" que permitirá lanzar productos como los rings bar o ampliar el portfolio en una decena de especies (pescado azul y más gama de cefalópodos). "Queremos ofrecer anillas [pota, calamar, potón...] con la vestimenta que quiera el cliente". Como explica Núñez Gallego, "esta fábrica está preparada ahora para elaborar un número muy elevado de productos", capaz de satisfacer una demanda heterogénea y voluble. Plenamente globalizada.

De Galicia al mundo

El objetivo trazado por el equipo de Ángel Martínez es alcanzar en tres años un volumen de ventas al exterior del 70%, veinte puntos por encima del umbral actual. "Rondamos el 50%, porque con el incendio se primó a los clientes básicos, a los que nunca dejamos de atender". Es uno de los mayores logros que incluso la competencia ha reconocido del veterano empresario vigués, que retomó la actividad una semana después del incidente. Una resiliencia que no tapó la ambición de crecer más en el exterior o de apostar por su propia marca cuando brillaba la de distribuidor. "El sector no tiene nada que ver con el de antes, lo que se hacía hace 30 años ya no vale. Ahora es mucho más dinámico, hay que abrirse más allá de los mercados tradicionales". De ahí la estrategia fabril, los productos a la carta, la versatilidad que Núñez Gallego ha querido imprimir al staff y la plantilla. También pretende diversificar, además de la oferta, la estructura de ingresos, a fin de equilibrar la facturación de la gran distribución, el mercado mayorista y la red minorista.

Aún con obreros colgados de andamios, el frigorífico -retrasó las obras por la necesidad de instalar micropilotes a más de 30 metros de profundidad, ya que es terreno ganado al mar- está al 100% de capacidad. Puede albergar entre 13.000 y 15.000 toneladas de producto, según su tipología, y dispone de una docena de muelles de carga. "Las cámaras están abiertas y totalmente ocupadas", sonríe el directivo, que lamenta la "brutal demanda de frío" en el área de Vigo. Es un reclamo recurrente en la industria de elaborados de productos del mar, que ha enganchado proyectos de forma continua en los últimos meses (a cargo de Frigalsa y Atunlo, Frivigo o Comercial Pernas) para reducir ese déficit. La situación se complicará más -augura- con el fin de la campaña de calamar en Malvinas, que se sumará al regreso de buques de NAFO.

Evolución

El crecimiento de Fandicosta el año pasado fue meteórico: elevó las ventas en más de un 20%, alza solo comparable a la de Iberconsa (con la incorporación de los volúmenes de la argentina Pesquera Santa Cruz). Ya en 2016, y pese ha haber perdido semanas de actividad normal, la compañía facturó 83,6 millones de euros. Ayudó entonces la escasez global de productos como los cefalópodos y la repercusión en el precio final al consumidor del alza de las materias primas. Ese año Fandicosta comercializó 19.500 toneladas, cuando antes del siniestro había rebasado las 31.000. Sucedió el año del récord, cuando el grupo ingresó 107 millones de euros; el ejercicio pasado se quedó a un suspiro de agrandar su épica. Pese a haber sido tentado en reiteradas ocasiones, Ángel Martínez ha rechazado hasta ahora ofertas de compra por Fandicosta. "No hay quien me convenza", expuso a FARO durante la pasada feria de Conxemar.