Hay pocos productos que impacten tan directamente en el bolsillo como el petróleo. No solo por lo que toca pagar a la hora de llenar el depósito del coche. Si sube el crudo empieza una espiral de encarecimientos que va desde los carburantes a cualquier alimento de la cesta de la compra por los costes de producción y transporte. Y a precios más altos, menos capacidad de consumo para las familias. Por eso al Gobierno no le paran de preguntar estos días sobre un posible cambio en sus previsiones del crecimiento de la economía este año. La estimación de avance del 2,7% del Producto Interior Bruto (PIB) se realizó con la idea de que el petróleo rondaría en 2018 los 67,7 dólares. Nada que ver. El barril de Brent cotiza estos días en máximos desde 2014 tras llegar a superar por momentos los 80 dólares. La factura energética es una de las principales víctimas de este disparado encarecimiento, más en comunidades como Galicia, gran dependiente del oro negro. Esa factura en la región podría subir unos 1.000 millones de euros en caso de que el valor del crudo no pise el freno, algo difícil ante tantos frentes abieros en la política internacional en los que están inmersos los países productores.
La escalada alcista del petróleo pilla a Galicia en las cifras más altas de compra de petróleo de los últimos nueve años. Entre enero y febrero, según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio, las importaciones de la comunidad de crudo y sus derivados ascendieron a casi 1.166 millones de toneladas. Es un 10% más que en el mismo periodo de 2017 y el volumen más alto desde los últimos años de la etapa de bonanza, en 2008 y 2009, cuando se rondaron los 1.300 millones de toneladas en los dos primeros meses del ejercicio.
La comunidad ya notó el año pasado los efectos de la subida de precios del petróleo. Las importación alcanzó los 6.057 millones de toneladas, lo que supone un incremento del 4,5% en comparación con el crudo adquirido en 2016. ¿Y en valor? ¿Cuánto más costó? Pues prácticamente un 40% de subida: de 1.484 millones de euros a 2.067 millones. De mantenerse estos niveles de demanda y con niveles de la cotización actual del Brent, de referencia para Europa, el valor de las importaciones gallegas superará de largo los 3.000 millones de euros.
A diferencia del conjunto del Estado, con una mayor diversificación en sus proveedores petrolíferos, Galicia concentra sus compras de crudo este año especialmente en dos países. El 36% del total viene de México, con el que la comunidad está reforzando sus relaciones comerciales; y un 34,9% procede de Libia. En tercer lugar está EEUU (9,7%) y le sigue Irak (4,8%).
No hay rastro de Irán, quinto mercado de compra para España, y una de las razones de la convulsión en los precios por las sanciones impuestas por EEUU por los supuestos incumplimientos del acuerdo nuclear firmado en 2015. ¿Y de Venezuela, otra de las razones del encarecimiento por sus problemas para producir y exportar? Tampoco este año llegó petróleo a Galicia desde allí, aunque en 2017 sí aportó cerca de un 3% tras un incremento respecto a 2016 del 173%.
Aunque reconoce que "no es una buena noticia", el Ejecutivo relativiza el golple de los precios del petróleo en el crecimiento español porque sus previsiones del PIB son "prudentes" y suponen "un colchón" con el que reaccionar. Los analistas creen que la cotización del crudo podría comerse hasta 0,7 puntos del alza y reducir en 150.000 el objetivo de creación de 475.000 empleos.
