Gibson, el icónico fabricante de guitarras que surtió a leyendas del rock como Slash, Elvis Presley, B.B. King o Pete Townshend se declara en bancarrota. La compañía, que arrastra una deuda de casi 500 millones de dólares, según las estimaciones de la agencia Bloomberg, realiza este movimiento para desprenderse de su negocio de aparatos de electrónica, al que acusa de ser responsable de esta situación, y así centrarse únicamente en la producción de guitarras.

Los propietarios de deuda de Gibson pasarán a tomar el control de la compañía, que desde ahora dejará de distribuir mesas de mezclas de DJ o auriculares para centrarse en el negocio de las guitarras, que el año pasado cerró con la venta de 170.000 unidades a lo largo de unos 80 países.