En julio de 2015 Pescanova no tenía presidente -Juan Manuel Urgoiti había dimitido dos meses antes-, pero ya sabía quién iba a manejar el barco. Un hombre de la banca, hijo de un antiguo exconsejero del grupo, hermano de un patrón de pesca en los ochenta. Jacobo González-Robatto, presidente in pectore, decía entonces a FARO: "Saldremos [por los bancos] del capital de Pescanova cuando tengamos la confianza de que puede cumplir su plan de negocio y se puede mantener sola". A juicio de las entidades financieras, que asumieron quitas de 1.560 millones en el rescate de la multinacional, ese momento está cerca. El núcleo duro de la banca acreedora (Sabadell, CaixaBank y Abanca) ha iniciado ya los contactos con empresas pesqueras y fondos de inversión para salir del capital y trabajar en el traspaso de poderes, según pudo saber este periódico en fuentes de toda solvencia. Con un precio: 800 millones de euros. Y facilidades de financiación para digerir una compra mayúscula.

Nueva Pescanova cerró 2016 (último ejercicio del que se disponen datos auditados) con un volumen de activos de 1.065 millones de euros. En los últimos meses retiró de su mapa de consolidación la macroplanta de rodaballo en Portugal (con activos por 19 millones escasos) y las granjas de langostino de Nova Honduras, pero su tamaño seguirá en el entorno de los 1.000 millones. Es cinco veces la viguesa Grupo Profand, segunda pesquera de España por facturación, o de la también olívica Ibérica de Congelados (Iberconsa), tercera en el mismo ránking. De hecho, para alcanzar los más de 1.000 millones que factura Nueva Pescanova habría que sumar las ventas de sus cinco mayores competidoras de Galicia. "Esos 800 millones hay que pagarlos, por mucho que den créditos. ¿Quién tiene ese dinero?", se preguntan fuentes del sector. "O fondos o los chinos", se responde. La banca ha hablado ya con representantes de estos dos bandos, aunque la desinversión, prevista inicialmente para 2019 -así lo anticipó el consejero delegado del grupo, Ignacio González-, "no corre prisa".

Los contactos, según pudo saber FARO, se han mantenido ya al menos con Portobello Capital y Shanghai Fisheries General Corporation. Una pesquera de Vigo ha dicho ya "no" al ofrecimiento de la banca. El fondo Portobello es, desde finales de 2015, accionista mayoritario de Ibérica de Congelados (Iberconsa), y cuenta en su portfolio también con Angulas Aguinaga. "No gestiona un fondo con esas cantidades", aunque la banca está dispuesta a participar en la fase de transición con créditos, si bien el apalancamiento sería elevado. Shanghai Fisheries es la propietaria de Shanghai Kaichuang Marine International, a su vez dueña del 100% de la conservera viguesa Hijos de Carlos Albo desde verano de 2016. Pagó 61 millones por ella. Según fuentes conocedoras de las negociaciones González-Robatto se reunió en Madrid con Pu Shaohua, presidente de Shanghai Fisheries. Esta compañía se integró el pasado mes de mayo en Bright Food, un gigante propiedad del Gobierno de Shanghái con activos por más de 16 billones de yuanes (2.000 millones de euros, al cambio actual). Su última gran operación fue la venta, el pasado abril, de la conocida marca de cereales Weetabix a Post Holdings por más de 1.260 millones de euros.

La preferencia de la Xunta, que ya participó en 2013 en la operación de rescate de Pescanova (entró en un crédito sindicado de 56 millones nada más desembarcar el equipo gestor de Deloitte) es que sea un grupo gallego el que asuma las riendas. Ya durante el proceso concursal la banca llegó a tantear a Iberconsa y a Ángel Martínez (presidente de Fandicosta) para que se hicieran socios industriales de Pescanova. Pero la dimensión de la multinacional de Chapela y su precio (equivale a valorar la compañía en diez veces el Ebitda actual) fueron problema entonces y lo son ahora para esta vía. El equipo gestor prefiere no obstante que sea un fondo de inversión el que entre en vereda, ya que se convierten en una especie de socio capitalistas que delega la administración a un equipo consolidado.