El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, reconoció ayer que la entidad que dirige no supo anticipar entre 2000 y 2007 que se avecinaba una recesión "tan intensa" provocada por el boom inmobiliario. Durante su comparecencia en la Comisión del Congreso que investiga la crisis financiera y el rescate a las cajas de ahorros, Linde presentó un informe que cifra en 60.613 millones de euros el coste de las ayudas al sector financiero.

Además, el gobernador del Banco de España admitió que la entidad no fue capaz de apreciar riesgos en un escenario de fuerte escalada del endeudamiento privado y que no se adoptaron las medidas necesarias para frenar este incremento de crédito, aunque puntualizó que "no existían entonces normas legales que hicieran posible esa actuación".

Por otra parte, Linde apuntó que el papel del organismo en la resolución de Banco Popular fue de mero "observador" y que la institución no tuvo "ni voz ni voto" en la intervención de la entidad. "El Banco de España en la resolución no tiene ni voz ni voto, no tiene ninguna función, en materia de resolución es un mero observador", apostilló.