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El bocado al Pastor catapulta al Santander como segundo grupo financiero en Galicia

La filial en la comunidad, "mercado doméstico de referencia" para el grupo, aporta 200 oficinas, 1.100 trabajadores, 11.000 millones en activos y una cuota regional del 20%

Sede central del Banco Pastor en A Coruña. // Eduardo Vicente

Banco Pastor ha tenido tantas vidas como lo gatos y, también como les ocurre a ellos, la séptima trae el momento de la despedida. No hay resistencia que pueda con el veredicto de los mercados, las órdenes del BCE y el lastre que acumula su dueño, el Popular. A la marca le quedan los días contados, meses quizás, hasta que el Santander, como avanzó ayer su presidenta, Ana Botín, culmine la integración y el Popular deje de ser la franquicia que se mantendrá hasta entonces. Con la disolución se irá una de las pocas marcas financieras autóctonas que le quedaban a Galicia. Sus más de 200 oficinas dispararán la presencia del comprador, que pasará de ser el quinto grupo financiero con mayor presencia en la región a la segunda posición, por detrás de Abanca.

En 2016 se cumplieron 240 años del nacimiento del Pastor. La semilla de la entidad está en el servicio de remesas de emigrantes que Jaime Dalmau Batista, gestor de tráfico de pasajeros y mercancías entre el puerto de A Coruña y América, creó en 1976. El bautizo del banco con el nombre por el que le conocemos hoy llegó en 1925, coincidiendo con su conversión en sociedad anónima. Poco tiempo después, Pedro Barrié de la Maza desembarca en la gestión y convierte al Pastor en una referencia financiera en todo el país por el apoyo al desarrollo industrial de Galicia. Su viuda, Carmela Arias, asume las riendas tras el fallecimiento del gestor estrella de la entidad y en 2001 se jubila para dar entrada en la presidencia a José María Arias Mosquera, con el que el banco vive otra fundamental etapa de expansión al calor de los años de bonanza económica.

La crisis le paró en seco. En 2011, en pleno huracán en el sistema financiero español por la alargada sombra de las cajas, el nombre del Pastor aparece junto al de varias de ellas en el listado negro de los suspensos del primer test de estrés a la banca. Ahí empezó una carrera para aliviar las dudas sobre su situación que acabó con la Oferta Pública de Adquisición (OPA) amistosa del Popular por 1.300 millones de euros en octubre de 2011. Todas fueron buenas palabras. Las respectivas cúpulas alabaron la lógica de la unión porque por coincidir, hasta compartían en color rojo corporativo. Fue el primer y, hasta ahora, único movimiento corporativo en la consolidación de la banca española sin ayudas públicas.

El Popular dijo entonces que otra de las ventajas era el desembolso de un precio inferior al valor del Pastor en libros y que eso generaba un importante colchón de 418 millones de euros. "Una buena operación", insistía el entonces presidente, el gallego Ángel Ron. Sin embargo, en respuesta a las explicaciones que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) le pidió por el tratamiento contable de la integración en el balance, el grupo desveló una limpieza en los activos del banco gallego por un importe de 3.343 millones de euros, de los que 2.683 millones se destinaron a los créditos y 853 millones a sanear los activos inmobiliarios. El valor neto del Pastor fue realmente negativo, según consta en la documentación remitida: -497,1 millones de euros. Sus propietarios se apuraron a matizar que ese valor no se correspondía en la práctica con la realidad y que la cuantía ajustada ya de efectos fiscales o limpieza fue la que se dijo en el momento de la adquisición.

La toma del Pastor permitió, como todavía recuerdan las últimas cuentas del Popular, de 2016, "reforzar" a Galicia "como mercado doméstico de referencia". Es la joya de la corona, junto con la elevada penetración de todo el grupo en el negocio español de pymes -alrededor de un 20%-, que se lleva el Santander. Por eso en 2012 el Popular resucitó la marca e incluso decidió dotarle de ficha bancaria propia y un consejo de administración encabezado por José María Arias Mosquera.

Hoy el tan valor neto discutido del Pastor alcanza, según el mismo informe, los 605,9 millones de euros. Es la segunda entidad financiera filial del Popular de mayor peso, a continuación del negocio en Portugal (917,5 millones). Los fondos propios de la entidad gallega sumaban al cierre del pasado año 546,5 millones de euros y 11.245,6 millones de euros en activos. El 20% de la cuota del sector financiero gallego.

El Pastor no se libró de la fuerte reestructuración impulsada por la matriz en los últimos meses. En su caso de una manera muy singular. La marca regional recibió prácticamente todo lo que quedaba del negocio y las propiedades que el Popular mantenía en la comunidad bajo la enseña general del grupo hasta superar las 200 oficinas y los 1.00 trabajadores.

Eso no impidió evitar la otra parte del ajuste, la limpieza del balance. Pastor acabó 2016 en números rojos: 41 millones de euros en pérdidas, frente a los 39,9 millones de beneficio de 2015.

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