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El paro en sentido amplio es del 18% en la eurozona y el 29% en España, según el BCE

El eurobanco cuenta desanimados y ocupados a tiempo parcial involuntario

El paro, en un sentido amplio, es mucho mayor de lo que arrojan las estadísticas. Aplicando las mediciones a las que se suelen recurrir en EE UU para cuantificar la "infrautilización del factor trabajo" (la llamada tasa U6), en España el paro anda por el 29% y no por el 18,75% que arroja la Encuesta de Población Activa (EPA); en el área del euro está en el 18% y no en el 9,5%, y en EE UU, en el 8,6% y no en el 4,7%. Así lo estimó el Banco Central Europeo (BCE) en su último boletín. La U6 suma no sólo los desempleados, sino también los parados "desanimados"? o "activos potenciales" -que no figuran en las estadísticas como desempleados porque ni tan siquiera buscan ya ocupación pese a que sí quieren trabajar-, así como los ocupados que, en contra de su deseo, tienen contratos a tiempo parcial y no a jornada completa.

La realidad de este paro oculto o enmascarado, muy superior al que figura en la estadística oficial, explicaría la profunda desafección con el sistema que crece en las sociedades avanzadas (incluso allí donde el paro cae y el empleo crece) y que se manifiesta con el alza de los proteccionismos, los nacionalismos e islacionismos, los populismos y los extremismos. También explicaría en parte (junto a factores como el precio del petróleo y otros) que la relación inversa entre ocupación e inflación, y que se plasma con la Curva de Phillips, no esté operando en la actualidad según los cánones esperados. Y, porque, como acaba de indicar el BCE, "el crecimiento de los salarios continúa siendo débil" pese al "acusado descenso de las tasas de desempleo" en la eurozona, lo que el Eurobanco vincula a la existencia de "un grado de holgura todavía considerable en el mercado de trabajo"; es decir, una infrautilización del factor trabajo mayor de lo que dice la EPA.

Esta distorsión (que la inflación, incluida la subyacente, no esté creciendo en la eurozona en paralelo al empleo) está forzando al BCE a prorrogar las medidas monetarias extraordinarias, que le restan capacidad de respuesta para contrarrestar un eventual retroceso si la recuperación europea sufriese un contratiempo, y que, de persistir durante demasiado tiempo, podrían generar daños secundarios a las economías.

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