Celso Carnero (Vigo, 1972) presidió ayer la primera reunión de la nueva ejecutiva de CC OO Industria en Vigo, de la que fue elegido secretario xeral hace una semana en sustitución de Ramón Sarmiento. Conocedor de la industria del motor (es trabajador y presidente del comité de empresa de la mayor planta de componentes de Galicia por volumen de empleo, GKN Driveline), explica cuáles son sus objetivos y cómo ve los diferentes sectores agrupados en su federación.

-¿Cuál es su principal meta?

-La difícil tarea de sustituir a Ramón Sarmiento. Sus virtudes, que son la capacidad de trabajo y su dedicación, trataremos de compensarlas creando equipo y distribuyendo las tareas.

-De todos los sectores representados por CC OO Industria, ¿alguno le preocupa especialmente?

-De los 32 sectores que llevamos, quizá el agroalimentario requiere más atención. También la automoción, por la época en que vivimos y lo que se prevé; el naval... El metal en general, cuyo convenio hemos empezado a negociar. Sobre esto es triste que antes de la primera reunión ya sepamos que hay una central sindical que no va a firmar.

-Ya que cita la agroalimentación, ¿por qué esa desunión sindical en Pescanova?

-No es un caso concreto de Pescanova, es un mal endémico que nos ha invadido. Parece que los comités de empresa, en los que todas las partes deberíamos estar de acuerdo porque lo que queremos es representar al conjunto de trabajadores, son como la política: es más fácil crecer desprestigiando al contrario que por tu propio trabajo diario. Es un calco de la política. Lo pude comprobar en el Parlamento gallego en el debate sobre la competencia desleal de Portugal: parecía el club de la comedia.

-CC OO Industria defiende que se denuncie a Portugal por posibles ayudas de Estado ilegales en materia de suelo industrial. La Xunta lo está estudiando. ¿Sabe algo más?

-Nada más. Lo que hay que recordar es que la caída del naval gallego vino promovida por una denuncia de Holanda. Si Portugal no está jugando con las mismas reglas, hay que denunciarlo.

-¿No cree que eso restaría competitividad a algunas empresas?

-Tenemos que jugar con las mismas reglas. El norte de Portugal, por su situación, recibe ayudas de convergencia de la Unión Europea con ese objetivo: converger. En precios hemos convergido, pero no en salario. Portugal no está convergiendo hacia Europa. Están España y sobre todo Galicia convergiendo hacia Portugal, cuando el objetivo común sería ir hacia los salarios de Francia y Alemania.

-Después viene Marruecos.

-Pero Marruecos no es la UE. Nosotros no decimos que no a Portugal. Apostamos por crear un gran núcleo industrial en la Eurorregión, por fabricar aquí el mayor número posible de componentes. Portugal siempre ha estado ahí, la diferencia era que sus niveles de productividad y calidad eran inferiores. Pero la nueva inversión tecnológica -las máquinas de ahora no son las de hace diez años- ya te da esa calidad y esa productividad. Y si el diferencial entre instalarse aquí o en Portugal son 20 millones de euros, no hay nada más que discutir.

-¿Le inquieta que dos de los mayores astilleros de Vigo, Barreras y Vulcano, sigan sin trabajo?

-Que sigan abiertos ya es un éxito, y que sigan peleando por proyectos también. Pero el tiempo se acaba. Y en breve necesitaremos saber si hay opciones de seguir construyendo barcos o hay que tomar decisiones drásticas. Lo que echamos en falta es un apoyo claro de todas las administraciones.

-Antes hizo referencia al convenio del metal. Los empresarios vuelven a pedir libertad para las ETT (empresas de trabajo temporal).

-No entendemos esa herramienta. Es mucho más cara que contratar directamente. Hoy en día las modalidades de contratación que ha permitido la reforma laboral son una herramienta más potente que las ETT. Abrir la puerta sin control a las ETT en los astilleros implica volver a niveles de siniestralidad de hace muchos años. El naval necesita personal muy cualificado. Quiero creer que es más una bandera empresarial que una necesidad.

-¿Cómo valora la política industrial de la Xunta?

-Suspenso. Sobresaliente en el papel, suspenso en la realidad. No hay una apuesta clara por los sectores industriales. No es solo ayudar a las empresas para innovar o invertir, es mucho más, es comunicación, logística? En el 40 aniversario de la planta de GKN Driveline vino el director financiero del grupo a Vigo y reconoció que siempre tenía que explicar qué hacía una fábrica como ésta en una esquina de Europa. Si no hay unas buenas comunicaciones por tren, por mar, por carretera, incluso por aire, estamos muertos. Por ejemplo, no hay una apuesta clara por el Puerto vigués. Llegar por carretera a Vigo es un suplicio.

-Y ahora llega la Industria 4.0.

-Es la cuarta revolución industrial. Eso va a suponer, según los expertos, 7 millones de empleos menos en Europa, y se crearán 2 millones de alta cualificación. Por eso es necesaria una apuesta clara por parte de las administraciones en formación y cualificación. Va más allá de la industria, afectará al comercio, banca...