La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha advertido de que aún con pleno empleo y ante el escenario demográfico más optimista, el desfase entre los ingresos y los gastos del sistema público de pensiones alcanzaría 7,4 puntos del PIB (unos 80.000 millones de euros) en 2050, ya que los gastos supondrán el 17,4% del PIB y los ingresos el 10% siempre que se mantengan las condiciones actuales.

En un estudio titulado Medidas para restaurar (o no) la sostenibilidad financiera de las pensiones, firmado por José Ignacio Conde-Ruiz, se alerta de que las medidas que tradicionalmente se ofrecen para solucionar el déficit del sistema, como alcanzar el pleno empleo, aumentar los salarios o subir cotizaciones e impuestos para financiar las pensiones, no serían suficientes para acabar con el desfase entre ingresos y gastos.

En este sentido y ante un escenario de consecución del pleno empleo, que Conde-Ruiz entiende por ello una tasa de empleo del 73%, el gasto en pensiones como porcentaje del PIB sería un 16,5% más bajo que el actual, pero todavía un porcentaje muy inferior al correspondiente aumento de dicho gasto por razones demográficas, dada la mayor esperanza de vida de España frente a otros países, la baja tasa de fecundidad (1,3 hijos por mujer) y un proceso de envejecimiento que avanza con cierto retraso respecto a otros países industrializados.

"Alcanzar el pleno empleo tan solo serviría para compensar (aproximadamente) una quinta parte del aumento del gasto en pensiones asociado al envejecimiento demográfico", alerta Fedea, que calcula que España tendrá en las próximas décadas una de las tasas de dependencia, definida como la ratio entre población mayor de 67 años y la población entre 16 y 66 años, más elevadas del mundo, ya que aumentará desde el 24,8% actual al 60,2% en 2050, mientras que la media de la UE no superará el 50% en dicho año.

Los salarios

Además de no solucionarse el problema de las pensiones con la consecución del pleno empleo, Fedea desmonta también el argumento esgrimido por algunos acerca de que un aumento de los salarios puede mejorar de manera considerable las pensiones. En este sentido, indica que aumentos salariales, aun causados por un repunte considerable del crecimiento de la productividad, no podrán cubrir toda la brecha entre ingresos y gastos del sistema público de pensiones, sino solo una pequeña parte.

Asimismo, indica que el aumento de los salarios tendría que ser de una magnitud tan considerable para cerrar la brecha entre ingresos y gastos del sistema, que "no parece dentro de lo cuantitativamente razonable", al tiempo que advierte de que los ingresos del sistema no dependen del aumento de los salarios, sino "exclusivamente" del tipo impositivo efectivo de las cotizaciones sociales y de la ratio entre número de pensiones a financiar y número de cotizantes.

A pesar de la importancia de las cotizaciones para el sistema, Fedea también cuestiona la idea de que aumentarlas arreglaría el problema del déficit. En este punto, afirma que para recaudar 7,4 puntos del PIB --el déficit que estima que tendrá el sistema en unas décadas-- vía cotizaciones es necesario incrementar el tipo efectivo de cotización del 21% al 36,5%, algo que implicaría unos costes laborales "realmente incompatibles" con el escenario de pleno empleo que se pretende alcanzar.

Por otro lado, apunta que un destope de la base máxima de cotización que fuera acompañado de la congelación de la pensión máxima podría producir una mejora de las cuentas de la Seguridad Social, pero en este caso se reduciría la naturaleza contributiva del sistema que se pretende preservar reformando el sistema actual hacia otro de naturaleza asistencial.