La estrategia de China por elevar su dominio mundial en el sector de la transformación pesquera avanza sin pausa y con el apoyo expreso de Pekín. El Ministerio de Hacienda ha aprobado una rebaja de aranceles para la importación de especies como el atún, el camarón, el bacalao o el pez sable (ribbon fish) para suplir la escasez de recursos en aguas chinas por la sobreexplotación de sus aguas. De este modo las ventas de pescado a China serán más económicas y podrán decantar la oferta en su favor, que es a lo que aspira su industria.

Para el atún, por ejemplo, las tasas arancelarias bajarán a la mitad, del 12 al 6%. Esta especie es una de las grandes apuestas del sector por el auge de la demanda (no solo en China), de ahí el plan de expansión de firmas como Shanghai Kaichuang (propietaria de la viguesa Albo). La inclusión del bacalao y el arenque entre las especies a las que se le han reducido las tasas es, para los analistas de Seafood Source, reemplazos potenciales para los pescados favoritos tradicionales de las familias chinas. En este caso los impuestos arancelarios bajan también del 10 al 5% sobre el valor de la mercancía.