El gabinete de Gobierno de Namibia se reúne hoy de manera extraordinaria para decidir si protege a su caladero de la minería de arena fosfática o encarga informes científicos independientes que valoren el impacto de esta actividad y, en caso de ser favorables, la permite. Se trata de un encuentro convocado por el presidente de la República, Hage Gottfried Geingob, después de la crisis abierta por la aprobación del proyecto Sandpipe, una mina que preveía remover y dragar 2.333 kilómetros cuadrados de lecho marino en el caladero donde faena casi una cuarentena de buques de capital gallego. La enorme controversia que generó este plan en el país obligo al ministro de Medio Ambiente, Pohamba Shifeta, a revocar la licencia ambiental al Sandpipe, pero su intención sigue siendo de permitir las minas marinas.

La anulación de la licencia a Namibia Marine Phosphate (NMP) fue recibida con "alegría" en la industria pesquera de Vigo, pero también con cautela. En su opinión, es la reunión de hoy la que va a determinar si el caladero donde faenan merluza, rape y dorada se libra de la actividad de los enormes cargueros y taladros submarinos. Como apuntó a FARO el responsable de Pesca y Ciencias Acuáticas de la Universidad de Namibia, Edosa Omoregie, la remoción del sedimento es "devastadora" para la actividad pesquera y, en su opinión, debería prohibirse. Nueva Zelanda es, de momento, el único país que ha prohibido la minería de fosfato en el mar. Pescanova, Iberconsa, Pereira, Mascato y Marfrío son las principales compañías gallegas establecidas en el país africano.