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La flota gallega condena la mina de fosfato namibia y peleará para tumbar el proyecto

Los armadores de Vigo confiesan su "preocupación", aunque admiten desconocer cómo va a afectar a la pesca -Crisis entre las carteras de Pesca y Medio Ambiente del país africano

Mohammed Al Barwani

La aprobación por parte del Ministerio de Medio Ambiente de Namibia de una mina para la extracción de arena fosfática en pleno caladero ha sobresaltado a la industria pesquera de Vigo. El proyecto, avanzado ayer en exclusiva por FARO, implica la remoción de 2.333 kilómetros cuadrados del lecho marino en una zona donde faenan cerca de 40 barcos de capital gallego, a apenas 75 millas (120 kilómetros) al sudoeste de Walvis Bay. Desde la cooperativa de armadores de Vigo (Arvi) admitieron ayer su "preocupación" por la iniciativa, que amenaza a la pesquería tanto por utilizar una tecnología invasiva (las máquinas revuelven y dragan el fondo) como por enturbiar el agua y dificultar la fotosíntesis del plancton. "Sabemos que están preocupados por el arrastre, pero no puede ser que después aprueben algo que destruye el lecho marino", expusieron.

El presidente de Iberconsa, Alberto Freire, confesó también su "preocupación", aunque con la cautela de desconocer la afectación real de un proyecto como éste (de ejecutarse, sería el primero a nivel mundial). "No sabemos su alcance ni si se va a llevar a cabo", dijo Freire, que en todo caso apunta que el punto afectado "no coincide con las mejores zonas de pesca" para la merluza y el rape. Iberconsa, una de las compañías más potentes del país con nueve buques, avanzó eso sí que "hará fuerza" con el sector y las administraciones para revertir la adjudicación de la mina e impedir que pueda afectar al desempeño de los barcos. El mango al que se agarran con fuerza en el sector es la enorme polémica que ha desatado el proyecto, adjudicado a un multimillonario de Omán, en el país africano.

De hecho la decisión de aprobar la mina a Namibian Marine Phosphate ha desatado una crisis entre el Ministerio de Medio Ambiente, que concedió la autorización, y el de Pesca. El titular de esta última cartera, Bernhardt Esau, se enteró por la prensa y con más de un mes de retraso, ya que la carta que ha autorizado la explotación del recurso tiene fecha del 5 de septiembre. El de Medio Ambiente, pese a la gran controversia generada en Namibia, volvió a defender ayer el proyecto. "No tomamos decisiones basadas en la fe, sino en la ciencia", exhortó Pohamba Shifeta, quien añadió que hay "miedo a lo desconocido". A la industria gallega preocupan sobre todo "las sombras que arroja el proceso de adjudicación", ya que los 2.333 kilómetros cuadrados del yacimiento a explotar es una superficie poco relevante en comparación a la dimensión del caladero.

El único informe de impacto ambiental que avala la mina de fosfato en el caladero es de Namphos, la empresa adjudicataria del proyecto que ya en 2013 había visto bloqueados sus planes por decisión del Gobierno. Entonces, como publicó ayer FARO, el Ejecutivo local decidió imponer una moratoria que solo se rompería en caso de disponer de un informe independiente que concluyese que estas minas no dañan a la pesca. Ese documento no existe. Este diario ha accedido al plan ambiental de Namibian Marine Phosphate, que ha dado a la explotación el nombre de Sandpiper Project.

Según la International Fertilizer Development Corporation (IFDC), citada en el informe, los 2.333 kilómetros cuadrados que serán dragados tienen 1.800 millones de toneladas de arena fosfática (el 2,5% de las reservas mundiales). Esta densidad de mineral permitirá al omaní Mohammed Al Barwani, dueño del 85% de la compañía adjudicataria, extraer tres millones de toneladas al año de fosfato. Teniendo en cuenta que el plan es a veinte años (mínimo) y a la cotización actual de este mineral, la propia compañía otorga al yacimiento -como ha podido contrastar este periódico en base a los datos de la firma- un valor de casi 7.000 millones de euros. Esto es, de casi el 40% del PIB del país. Hasta la fecha, Namibian Marine Phosphate ha invertido en el proyecto Sandpipe -según sus cuentas- 51,2 millones de euros, que emplearía de forma permanente (si se inicia) a 160 personas.

Por más que el ministro de Medio Ambiente haya asegurado que la mina se suspenderá "si el dragado arroja daños significativos en el ecosistema marino", hay unanimidad en el sector y el ministerio de Pesca a la hora de rechazar frontalmente el proyecto. El diario local The Namibian Sun publicó ayer un duro editorial titulado "La destructiva falta de consistencia", en la que acusa al Gobierno del país de "violar" la Constitución, cuyo artículo 95 estipula la obligación de "preservar el ecosistema". "Con la introducción de la minería de fosfato el sensible ecosistema marino se verá seriamente amenazado [...] y afectará a las exportaciones pesqueras y al empleo del sector".

Daño "irreversible" a las especies marinas

  • Existe un único estudio de impacto de la minería de fosfato en el mar y su autoría es de la organización Safeguard our Seabed Coalition, un colectivo formado por quince instituciones medioambientalistas como WWF, Oceana, Sea Harvest o Birdlife. El estudio hace referencia al proyecto de Namibia y concluye que "podría causar un daño irreversible en las especies marinas", y "severo" para las demersales (como el rape, que habita en el fondo del mar)."La actividad durante 37 horas al día en el lecho marino provocará un gran impacto acústico, exceso de sedimentación en toda la columna de agua y mucho tráfico en la superficie", dice el estudio, que no obstante asume que son todo conjeturas porque esta minería es nueva. En todo caso, insiste en que la remoción del fondo es una amenaza para las especies demersales y las aguas turbias para las bentónicas (merluza).

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