La canciller alemana, Angela Merkel, eludió ayer comentar la posibilidad de que el Estado intervenga ante la situación que atraviesa el Deutsche Bank, el primer banco del país, y mostró su deseo de que todas las empresas tengan una buena evolución, "también cuando atraviesan dificultades temporales". Los títulos del banco continuaron cayendo ayer tras dejarse un 7,6% ya en la jornada del lunes ante los rumores de rescate.