La industria gallega de automoción registró en 2015 un nuevo récord de productividad por empleado, con un volumen de negocio por trabajador de 429.319 euros, casi 59.000 euros más que en el mejor año del sector hasta la fecha: 2007. Éste es uno de los datos que se presentaron el pasado viernes en Braga (Portugal) en una jornada organizada por el Conselho Sindical Interregional Galicia-Norte de Portugal, en la que participaron responsables de los sindicatos y patronales de ambas márgenes del Miño y de la Xunta, y en la que las centrales gallegas volvieron a denunciar la "competencia desleal" que se está produciendo en el sector de la automoción.
La productividad por empleado fue esgrimida por CC OO Industria en su defensa de la competitividad del sector en Galicia. A partir de datos del propio clúster (Ceaga), el sindicato mostró que la facturación por empleado fue de 429.319 euros en 2015, frente a los 370.518 euros de 2007, año en el que el centro de Vigo de PSA batió su récord histórico de producción (547.000 unidades). Con 19.100 trabajadores, el sector alcanzó unas ventas de 8.200 millones de euros el año pasado, lo que evidencia el incremento de la productividad por empleado, por los avances tecnológicos asociados a la industria y también por el incremento de los ritmos de trabajo, según los sindicatos.
No obstante, esta mayor productividad por empleado no ha evitado que muchos proyectos relacionados con los nuevos lanzamientos de PSA se hayan adjudicado a empresas del norte de Portugal. En este sentido, los sindicatos denunciaron que en Portugal no hay negociación colectiva, por lo que las empresas se rigen casi exclusivamente por el estatuto de los trabajadores luso, lo que dificulta una posible equiparación de salarios y condiciones laborales entre ambas márgenes del Miños. "Les hemos transmitido a nuestros colegas portugueses que si solo compiten como industrias low-cost en breve Marruecos nos pasará por encima", destacó Celso Carnero, de CC OO Industria.
De hecho, en la jornada se analizaron las nuevas inversiones del automóvil que está acaparando el Magreb, donde se está consolidando un parque de proveedores que aspira no solo a suministrar a las plantas locales de Renault y PSA, sino a exportar directamente a España y Portugal. Rubén Pérez, representante de UGT-Galicia, recalcó que las empresas gallegas y portuguesas no pueden competir a base de bajar los salarios, porque es "pan para hoy y hambre para mañana", y recordó que ya ocurrió algo similar con las industrias de cableado, que tras cerrar en Galicia se mantuvieron durante algún tiempo en Portugal pero acabaron yéndose a Marruecos.
La patronal gallega del metal, Asime, también denunció la situación de dumping social que se está viviendo en la Eurorregión. Enrique Mallón, secretario general de la asociación, constató que hay empresas gallegas que están sufriendo una "competencia feroz" de firmas portuguesas y sobre todo "estamos comprobando que las mayores cifras de inversión viajan hacia el norte de Portugal". "Asime quiere que sus industrias potencien sus capacidades en Galicia aunque obviamente hay que adivinar e identificar colaboraciones y ventajas de la cercanía con Portugal que, sin duda, seguirá creciendo en el sector metal y sobre todo en la industria de automoción que es clave para nosotros", concluyó.
