Antonio Dieter Moure arrancó ayer de la cúpula directiva de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) una moratoria, un colchón entre la espada y la pared para no entregar las llaves de la organización a un administrador concursal. O al menos no de momento. La asamblea general refrendó las cuentas de 2014 y 2015 pese a la abstención en pleno de las confederaciones provinciales de Lugo y A Coruña y gran parte de las sectoriales, con lo que la herencia de José Manuel Fernández Alvariño (y que contó con un informe de auditoría) solo recabó el apoyo de parte de Ourense, parte de Pontevedra -sin los críticos de Jorge Cebreiros- y firmes opositoras del vigués como la federación de parques empresariales o los jóvenes empresarios. Lo que no pudo aprobar Dieter Moure fue el plan de viabilidad y el presupuesto de este año ante la falta de consenso sobre su contenido. Pese a todo iniciará de manera inmediata un road show por los bancos para pedir liquidez con la pequeña garantía de que a la CEG le queda "gasolina" (dinero) para un mes.

"Vamos a darle otra vuelta, se está trabajando sobre la propuesta sobre unas directrices y en base a ellas haremos el plan" (de viabilidad), resumió el patrón de los empresarios a este periódico. La intención del ourensano era de someter a votación sus cuentas para este ejercicio y las medidas de contingencia, pero ante el rechazo de los representantes de Pontevedra, Lugo y Ourense accedió a retirar este punto (el quinto) de la orden del día. Dieter planteó una reducción salarial por tramos, del 5, 10 y 30% (este último para el secretario general de la CEG, Fausto Santamarina), despidos y un doble escenario: con y sin Plan Pexga. Pero no había incluido, según fuentes empresariales, medidas para elevar los ingresos, para hacer frente a la reclamación de 650.000 euros de la Xunta o para clarificar a qué proyectos aspira en el futuro.

Para el presidente de la CEG el mensaje tras los tres cónclaves de ayer (junta de vicepresidentes, junta directiva y asamblea general) es positivo en tanto "podremos ir a los bancos como una piña" para reclamar una tercera hipoteca sobre la sede por 1,5 millones de euros. "Tenemos que mirar hacia el futuro, no al pasado", exhortó a FARO. Aún con el paso dado ayer, desde Pontevedra y Ourense llaman la atención de la elevada abstención a la hora de ratificar las cuentas. Hubo 98 abstenciones y 53 votos a favor, y la aprobación era clave para acudir a los bancos en busca de oxígeno. "Dieter tiene que ver, después de cuatro meses en el cargo, dónde tiene a sus aliados", incidió ayer un vocal de Pontevedra. Todos esperaban una abstención de A Coruña, Lugo y buena parte de las sectoriales a las cuentas de 2014, pero no a las de 2015. "Y luego dicen que son sus críticos los que ponen palos en las ruedas", ironizó otro dirigente empresarial.

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A Dieter se le pedirá que provisione en tesorería -en las cuentas ya hay una dotación- para hacer frente a la devolución que pide la Xunta por el incumplimiento parcial del Pexga, y queda pendiente el posible aval para hacer frente a la presentación de un contencioso-administrativo contra la administración para, al menos, rebajar el importe de esta sanción. La dificultad extra de esta gestión está en que la CEG, si va a los juzgados, estará demandando el mismo Gobierno al que le reclama un incremento de la subvención por la ley de participación institucional (unos 600.000 euros al año) y con quien aspira a renovar el proyecto Pexga para los dos próximos años. Y, teniendo en cuenta que es año electoral, el reto se acentúa. Aunque, esta vez, Dieter aspira a abanderar una medida de consenso al fin en la principal organización patronal gallega.