China está lejos de entrar en recesión y no tendrá un "aterrizaje forzoso", si bien debe controlar su exceso de capacidad productiva y poner fin a cierta opacidad en la gestión de su economía, según recomendaron ayer especialistas que asisten al Foro Económico Mundial (FEM) en Davos (Suiza). El Papa instó a los líderes políticos y económicos reunidos en la ciudad helvética a no olvidarse de los pobres, y les pidió que utilicen los avances tecnológicos para el fomento del trabajo digno.

Frente a la ralentización del crecimiento de China, su sobredimensionado sistema productivo y las turbulencias vividas en sus Bolsa el economista Nouriel Roubini consideró "improvisada y excesiva" la reacción de Pekín, frente a esos desafíos. El prestigioso economista -y también otros analistas- aseguró que China no vivirá un "aterrizaje forzoso" y descartó que el mundo esté a las puertas de una crisis como la de 2008, y calificó a los mercados como "maníaco depresivos" y extremadamente desconfiados.

China, agregó, carece de una comunicación fluida y de la suficiente transparencia, en cuestiones tan vitales como su tasa real de Producto Interior Bruto (PIB) o el cumplimiento de estándares internacionales.

Según Roubini, la transición hacia un régimen más flexible ha empezado ya, pero "se ha contado mal", y lo mismo ocurrió con algunos episodios vividos en las bolsas chinas, que se han resuelto de forma quizás precipitada. Sin embargo, para los ejecutivos chinos presentes en el debate el diagnóstico es algo distinto.