Los accionistas de referencia de Pescanova prefieren no desvelar abiertamente qué opción van a elegir en la junta de hoy. "Es mejor no molestar a los bancos". Pero la mayoría -salvo los que guardan silencio- apoyarán la que rechazaba el G7 y que otorgará a los actuales accionistas el 19,99% de la futura Nueva Pescanova. "¿Sabes qué van a hacer?", preguntan unos respecto a la posición de los otros. Según la información recabada por FARO, al menos el 22,256% del accionariado de la pesquera sustentará la vía alternativa, aunque no descartan votar las dos a la vez. En caso de que las dos resulten aprobadas, como publicó este periódico, prevalecerá la presentada por los accionistas minoritarios con el apoyo de Broadbill Investment Partners.

"Votaremos la del 20%; la del 5% lo estamos pensando", admite un accionista. "Nosotros vamos a elegir la opción del 20%, pero no queremos decirlo antes de la junta", explica otro. El caso de la familia Carceller y el fondo Luxempart es distinto. Ambos firmaron un acuerdo en marzo de 2014 en el que se comprometían a apoyar al G7 y, a cambio, cobrarían tres millones de euros para sufragar los gastos que adelantaron en asesores jurídicos, consultores y en la elaboración del plan de viabilidad. Al igual que otros socios podrían cumplir su compromiso y votar favorablemente la opción del G7 y de los accionistas. Solo los Carceller y Luxempart acumulan el 13,637% del capital de Pescanova. Si a su apoyo se añadiera el de Fernández de Sousa -que tiene sus acciones embargadas pero tiene derecho a votar-, solo con el "sí" de los accionistas de referencia de la compañía se respaldaría la opción alternativa con el 43,408% del capital de la sociedad.

Si se cumple el pronóstico y la opción del 20% sale adelante, los acreedores que consideren que se ha incumplido el convenio tendrán dos meses para formular una demanda e instar a la liquidación de la multinacional.