"De ningún modo podría tener éxito la pretensión indemnizatoria". Nueve palabras que tumban, por segunda vez, la demanda de Manuel Fernández de Sousa contra la compañía Pescanova, fundada por su padre y en la que trabajó durante 37 años. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) hizo pública ayer la sentencia de las nueve palabras, con fecha del pasado jueves y firmada por los magistrados Manuel Domínguez, María Antonia Rey y Jorge Hay Alba. Además, la resolución incide en que "la carta de dimisión" que Sousa leyó a los consejeros el 17 de julio del año pasado "concluiría en la voluntariedad en la cesación de la pretensión de servicios, reconociendo no estar al frente de la dirección operativa". Manuel Fernández de Sousa-Faro, imputado en la Audiencia Nacional por su presunta responsabilidad en la quiebra de Pescanova, cobraba 55.266 euros al mes y pedía 663.199,2 euros de indemnización.

Sousa dejó de ser consejero oficialmente el día 16 de septiembre pero ya había anunciado su dimisión dos meses antes. "Se le cesa -el día 16- como consejero y no como director gerente [...] en modo alguno, se puede hablar de despido", agrega la sentencia del TSXG. En la tercera semana de octubre, como publicó en exclusiva FARO, Pescanova y Fernández de Sousa habían celebrado un acto de conciliación en Vigo, en el que no hubo avenencia. En el juicio celebrado en el Mercantil de Pontevedra en noviembre el juez tampoco le dio la razón al empresario.

El argumento de Fernández de Sousa, que entonces explicó su defensa, es que él cobraba como "trabajador por cuenta ajena", al margen de su puesto como presidente del grupo. "Fue trabajador 24 horas al día, tanto en Chapela como por todo el mundo", enfatizaban entonces sus abogados.