Los seis principales bancos españoles han cerrado el acuerdo para crear un fondo de rescate para empresas en dificultades. La iniciativa, llamada Proyecto Fénix, está dirigida a compañías muy endeudadas -apalancadas- pero que tienen viabilidad porque tienen cartera de clientes o buena facturación, por ejemplo. El plan está amparado por Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Banco Popular y Banco Sabadell. Han sido "muchas" las empresas que se han analizado para seleccionar un pequeño grupo y hacer una prueba piloto. Fuentes financieras conocedoras de la operación explicaron a FARO que Grupo San José, la constructora pontevedresa que preside Jacinto Rey, "se ha quedado fuera". "Se analizó pero está descartada definitivamente", agregaron las mismas fuentes.

El grupo gallego debe refinanciar con urgencia una deuda de 1.600 millones. A cierre del primer trimestre del año la cifra de negocios -su facturación- fue de 107,555 millones de euros, un 11,8% menos que en el mismo periodo de 2013, cuando rozó los 122 millones en ingresos. El problema del grupo, a juicio de la banca, está en su división inmobiliaria, de ahí que una de las ideas que manejaba la compañía y las entidades era deshacerse de este segmento de negocio para amortizar parte de la deuda. En la división de construcción, concesionaria o energética la compañía tiene negocios en cartera e ingresos.

El plan de rescate tiene pros y contras, especialmente en lo relativo al manejo de la sociedad. La banca entraría a tomar el control -o a vigilar la toma de decisiones-, algo a lo que muchos empresarios no están dispuestos, según algunos bancos. La solución es muy similar a la de Pescanova, y precisamente la pesquera gallega es el ejemplo para definir el Proyecto Fénix. Pese a su elevado endeudamiento, factura más de 1.000 millones de euros y tiene compromisos económicos y políticos para no dejarla caer. Al igual que San José, otras empresas han sido consideradas no aptas por la banca para participar de esta iniciativa.

Sí estarán Condesa o la asturiana GAM en una primera fase que empezará en julio, y que se ceñirá a "cinco o seis" compañías. En un principio se informó que Freiremar, en concurso de acreedores, sí iba a formar parte de lo que, entonces, se daba en llamar Proyecto Midas. "No entra", se limitaron a decir fuentes consultadas por este periódico. Otras personas vinculadas al proceso explicaron que "no se ha descartado de forma definitiva que Freiremar entre en el proyecto, solo que no formará parte de las compañías del grupo piloto". La pesquera Freiremar, que despidió a 322 trabajadores el año pasado -101 de ellos de la filial de Vigo-, apenas facturó 58 millones de euros en 2013, muy lejos de los 183 millones de 2011 o los 141,4 en 2012. La deuda roza los 140 millones de euros, pero las pérdidas superaron los 43 millones durante el año pasado.