Depuesto por mandato judicial de sus funciones ejecutivas, Manuel Fernández de Sousa, que llevó las riendas de Pescanova durante 37 años, se ofreció ayer a la administración concursal para "seguir al pie del cañón" y ayudar "en todo lo que pueda". El reto es, a juicio de su presidente, "que no se fraccione la empresa". "Lucharé porque no se liquiden activos de Pescanova", sabedor de que son las filiales las que oxigenan un gigante que facturó 1.671 millones de euros en 2011. "Ayudando a quien ponga, esté o no de acuerdo con la decisión judicial de poner un administrador concursal", agregó. A cierre de 2011 el activo no corriente de Pescanova ascendía a 201,8 millones de euros. Los de todo el grupo superaban los 1.120, de ahí que Sousa apueste por mantener el entramado societario. Una de las filiales, Pesca Chile, se venderá irremediablemente antes de un año.

Sousa -en una entrevista concedida a la Cadena Ser- aseguró no temer las acciones judiciales previstas contra él (dijo estas palabras antes de conocer el auto de imputación del juez Pablo Ruz). "Moralmente me siento tranquilo, no debería temer a la justicia. Lo que he hecho lo he hecho lo mejor que he sabido. He sacrificado mi vida, mi familia, mi patrimonio... todo por Pescanova", aseveró el empresario.

Respecto a la acusación de uso de información privilegiada en la venta masiva de acciones, el presidente de la empresa negó la mayor. "No es que me acusen, es que lo he comunicado yo", dijo en referencia al hecho de que posea el 7,5%, no el 14,4% como se creía hasta mediados de abril. "Me acuso yo mismo. Si hubiese querido hacer uso de alguna información privilegiada no hubiera vendido lo que vendí, hubiera vendido todo", expuso. Sousa reiteró haber "metido" diez millones de euros en Pescanova "días antes del preconcurso", en referencia a un préstamo del que ha recuperado ya casi la mitad y al que le aplicó un tipo de interés del 5%.

"He vendido lo que no me quedó más remedio que vender". De los más de 28 millones que se embolsó con la venta de 1,9 millones de acciones, aseguró que el dinero restante (que no prestó a Pescanova) lo utilizó para atender "compromisos de liquidez que tenía que atender". "Si tenía alguna información privilegiada es que iba a mejor, que los proyectos de acuicultura que nos habían llevado a esta situación iban muy bien", aseveró Sousa. Más aún, indicó que la empresa iba a ser capaz de "triplicar" su producción en los "próximos diez años" gracias a la acuicultura.

A la hora de explicar las circunstancias que han llevado a la compañía a la suspensión de pagos, el presidente de Pescanova hizo referencia a la expansión en el terreno acuícola pese a tener "poco capital". "Hemos crecido con trabajo y con crédito", algo que según él llevaron a cabo "casi todas" las empresas españolas.

Sousa negó, además, que haya un "agujero de 3.000 millones", sino "lo contrario". Sostuvo esta afirmación en el hecho de que ni la marca Pescanova (que estuvo a punto de ser compartida con Heinz al 50%) ni las inversiones en I+D tienen valor en libros en el balance de la empresa. "El agujero no existe, el valor excede con mucho lo que en términos contables se llama pasivo", enfatizó.

"Lavado de cara"

Todos los sindicatos (UGT, CIG y CC OO) coincidieron en tachar su intervención radiofónica como un "lavado de imagen". "A los trabajadores ya no los engaña, porque les ha mentido siempre", condenó Ignacio Couñago, de UGT. Francisco Vilar, de Comisiones, arremetió contra el presidente por escudarse en la crisis crediticia para explicar el colapso de la empresa y la CIG cree que sus explicaciones "demuestran su gestión opaca", censuró Xosé Fernández Piñeiro, de la CIG.