En una práctica habitual de las autoridades fiscales, Sociedad Anónima de Desarrollo y Control (Sodesco), el principal vehículo de inversión en el que Manuel Fernández de Sousa ampara su presencia en Pescanova, pasó por una inspección. De los ejercicios de 2003 y 2004. La Delegación Especial de Hacienda en Madrid abrió un expediente a la firma por la aplicación del Impuesto de Sociedades, que se saldó con una deuda de exactamente 8.447.163,30 euros. El empresario llevó el acuerdo de liquidación al Tribunal Económico-Administrativo Central, el TEAC, organismo encargado de dirimir los conflictos en los pagos de gravámenes, que en octubre de 2009 falló en su contra. Sodesco recurrió entonces a la Audiencia Nacional. Su veredicto salió a finales de septiembre del pasado año, solo un mes antes de que Sousa iniciara la desinversión en la multinacional que no declaró hasta hace unas semanas. Con el mismo resultado, según pudo saber FARO. Había que pagar.

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