Desde la Consellería de Facenda piden prudencia pero, con todo, el dato de déficit de Galicia a cierre del mes de enero no es malo y va encaminado a mejorar la ratio del pasado año. El Ejecutivo gallego gastó siete millones de euros más de los que ingresó en los primeros 31 días del año, lo que arroja un déficit del 0,01%. Si la dinámica continuase del mismo modo, el primer trimestre podría concluirse con un desfase en el gasto de menos de 30 millones de euros, una cifra notablemente inferior a la de 2012. Durante los tres primeros meses del año pasado el déficit gallego ascendió a 109 millones de euros, el 0,19% del Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad. Un año antes, en 2011, y durante el mismo periodo temporal, el déficit se situaba en los 190 millones de euros, el 0,33% del PIB.

La lucha contra el déficit se ha convertido en un mantra del Ejecutivo estatal y de la Xunta, que implica adecuar el gasto a los ingresos, muy menguados por la caída de la actividad en las empresas (menos recaudación de IRPF e Impuesto de Sociedades y más gasto en subsidios de desempleo) y del consumo (menos ingresos por IVA). Además, teniendo en cuenta los costes al alza de los intereses de la deuda, Galicia mejora en déficit a costa de rebajar gasto corriente o inversiones reales.

Desde Facenda explicaron que hay que esperar a los números del primer trimestre para "tener conclusiones". El conjunto de las comunidades arrojaron un déficit de 563 millones, el 0,05% del PIB.

La caída de los precios de de los carburantes en marzo ha provocado que la inflación interanual haya disminuido cuatro décimas y se haya situado en una tasa del 2,4%, nivel similar al que se registraba entre julio y agosto de 2012, justo antes de la subida del IVA general hasta el 21%. El INE publicó ayer el indicador adelantado del IPC y el dato definitivo no se conocerá hasta el próximo 12 de abril.

En esta fecha, de confirmarse el dato, se conocerá qué otros componentes han influido en la bajada de la inflación, y la repercusión que hayan podido tener los precios de los alimentos y de los servicios, sobre todo a impuestos constantes (sin tener en cuenta la subida del IVA).

Así lo recuerda el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez, que asegura que el dato es mejor de lo previsto pero alerta de que podría producirse deflación (caída de precios generalizada y permanente), ya que recuerda que los precios de los servicios a impuestos constantes están ya cerca de cero. "Los riesgos son a la baja y el entorno es deflacionista, por lo que podríamos entrar en terrenos resbaladizos", dice, al explicar que cuando hay deflación el consumo se lastra aún más, puesto que se retrasan las decisiones de compra. Asimismo, Díez cree que la inflación interanual podría cerrar el año en tasas del 1,5%.

En sentido contrario, el director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Joaquín Trigo cree que una deflación no sería tan negativa si puede ser compensada con más ventas, ya que los bajos precios darían "más tranquilidad a las familias". "Necesitamos vender fuera y las empresas están bajando costes", asegura.