La troika internacional decidió ayer conceder a Portugal más tiempo para acometer sus ajustes presupuestarios, el mismo día que el Gobierno luso ensombreció aún más las previsiones del país, donde la aguda recesión y el desempleo batirán récords.

La relajación de los plazos del déficit -Portugal tendrá un punto de holgura para finales de este año y punto y medio para el 2014 frente a lo pactado- coincidió con la divulgación de pronósticos macroeconómicas que recibieron una lluvia de reproches desde varios sectores.

A pesar de que Lisboa pasó el séptimo "examen" realizado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI), conocidos por la troika, las críticas florecieron enseguida entre figuras como la del jefe del Estado, Aníbal Cavaco Silva.

Frente a la caída de la economía y el paro en alza, el Ejecutivo de Pedro Passos Coelho no ha tenido más remedio que revisar sus estimaciones económicas, que calculan ahora para este año una caída del PIB del 2,3%.