Alrededor de las grandes insignias se crea siempre un enjambre de negocios. Una colmena que nace, se modifica y engorda de la mano de la abeja reina, la empresa líder, la compañía sistémica. Pescanova, una firma creada en 1960, ya no es solo músculo, es una columna vertebral para el negocio pesquero de Vigo y su comarca y, por extensión, para la economía de Galicia. Los problemas de liquidez por los que atraviesa y que la han empujado a acogerse al preconcurso de acreedores han causado un sobresalto notable en el sector. "Sin Pescanova no hay razón de ser para muchas empresas", explican desde la órbita de las compañías auxiliares.

El sector pone como ejemplo a la automoción. "Si Citroën no estuviera en Vigo no estaría justificado que aquí estuviesen asentadas empresas auxiliares de gran nivel, y lo mismo sucede con este caso". Alrededor de Pescanova han germinado firmas de transporte, de embalaje de pescado congelado, de maquinaria electrónica... que "no tendrían sentido sin esta empresa no estuviera". Otras personas, incluso del círculo próximo a la multinacional, van más allá. "¿Y si hay riesgo de take over (deslocalización) porque alguien se hace con el control y se la lleva de aquí?", se preguntan.

Por demoledora que sea la teoría, en la práctica no es posible obviar el negocio que Pescanova genera, tanto a nivel económico como de marca para Galicia y España. "Y la gente no está valorando lo que significa en la medida en que lo merece, en un supuesto de problemas más graves la pérdida para la comunidad sería catastrófica". Por fortuna, ninguno de los analistas o desde la banca acreedora creen que la empresa llegue a un extremo así. Es más, consideran que se trata de un problema de deuda a corto plazo, que es preciso renegociar para ampliar los tiempos para amortizarla (pagarla más adelante, que sea a largo plazo).

Como explica la propia empresa, el Grupo Pescanova está compuesto por "más de 160 empresas entre sociedades que dependen directamente y en su totalidad del grupo, filiales y empresas subsidiarias, sociedades participadas y uniones estratégicas o joint ventures". Además, la compañía "está presente en los 5 continentes, en más de 20 países, tiene una flota propia de más de 100 buques, cerca de 50 instalaciones de acuicultura, más de 30 plantas de procesamiento, procesa más de 70 especies marinas, vende con 16 marcas comerciales propias" y emplea a 10.599 personas, según los datos que aparecen en la memoria anual de 2011, los últimos conocidos (las cuentas de 2012 no fueron aprobadas).

Solo en Galicia Pescanova emplea a más de 1.000 trabajadores de manera directa, según sus datos oficiales. Cuenta con siete empresas filiales asentadas en la comunidad -además de la matriz- y tres plantas de acuicultura. Solo en las instalaciones centrales -situadas en la calle que lleva el nombre de su fundador, José Fernández, hay cuatro firmas filiales. El cerebro del grupo, en el edificio central, trabajan 120 personas (según datos de 2011). Allí están asentadas las firmas Frigodis (28 empleados y 11,1 millones facturados), Frivipesca (292 trabajadores con una facturación en 2011 de 56 millones), Insuiña (17 millones facturados con 180 empleados) y Pescanova Alimentación (que facturó 168 millones y tiene en nómina a 80 trabajadores).

Además, la firma cuenta con otra filial en el puerto pesquero de Vigo, Pescafresca, que tiene unos 20 empleados y cerró 2011 con ventas por más de 60 millones de euros. Frinova (O Porriño) y Bajamar Séptima (Arteixo, A Coruña) completan el enjambre de filiales que Pescanova ha tejido en sus más de 50 años de historia.

Más de medio siglo en el que Pescanova ha trazado un camino de éxito, no exento de riesgos, para lograr una estructura vertical que le permita no depender del abastecimiento de terceros. La empresa pesca, cultiva, procesa, diseña y comercializa sus productos, una cadena de valor que Galicia no puede permitir que se rompa por un exceso apalancamiento que intentó hacer de Pescanova, quizás con fallos, una empresa mejor.