"Con carné o sin carné, moriré siendo ugetista". Antonio Juste, secretario general de la unión comarcal de UGT-Vigo, fue suspendido cautelarmente de militancia el lunes por sus críticas a la Ejecutiva Gallega sobre el reparto de fondos en Galicia, como adelantó ayer FARO. Juste asegura que lo que se pretende es silenciarlo y avisa de que luchará hasta el final. "Pierden el tiempo tratando de matar al mensajero", lamenta.

-¿En qué situación se encuentra ahora dentro del sindicato?

-Desde el pasado lunes tengo una suspensión cautelar de militancia. Esto quiere decir que no puedo participar en la vida orgánica del sindicato, pero como es cautelar sigo siendo afiliado. Tengo que estar calladito. No puedo participar en los congresos ni en los órganos de dirección. Sorprende porque cuando hay un expediente abierto lo normal es que se garanticen los derechos de todos, tanto del denunciante a demostrar su denuncia, como del acusado a defenderse. Pero no se me da esa oportunidad. Lo que se pretende es silenciarme, que no pueda seguir hablando, porque ahora vienen congresos.

-¿Qué se denuncia?

-La denuncia es por la carta que salió publicada. En ningún momento se rebate el contenido del documento, sino lo que se denuncia es el daño que se ha afligido al sindicato al salir publicada en prensa. Eso es el contenido del expediente disciplinario. Todas las noticias recogidas en los medios de comunicación, que dañan la imagen del sindicato. ¿No dañará más lo que se dice y que no desmienten?

-¿Quién denuncia?

-UGT-Galicia, en nombre de José Antonio Gómez.

-¿Le pidió explicaciones?

-Él vino el lunes a entregarme la circular en la que se me comunicaba la suspensión temporal. Lo que me dijo es que esperaba que yo demostrase mi inocencia. En nuestro país prevalece la presunción de inocencia. La prueba de cargo la tiene que presentar el denunciante. Curiosamente lo que se me dice es que esperan que sea capaz de demostrar mi inocencia. Esto es muy grave. Que un responsable de una organización sindical de Galicia no tenga claro que la prueba de cargo recae sobre el denunciante, y no sobre el denunciado, es como si un empresario despide a un trabajador y le exige que demuestre que no ha faltado al trabajo.

-¿Qué espera del acto de conciliación del 14 de marzo?

-Si no hubiese una suspensión cautelar, que ya me demuestra las intenciones que tienen, esperaría que reinase el sentido común. Y que ambas partes llegásemos a un acuerdo. Pero creo que no habrá acuerdo y que van a mantenerme la suspensión cautelar hasta que pasen los congresos, a la vuelta de la esquina.

-Si eso ocurre, ¿está dispuesto a defenderse por la vía judicial?

-La estoy preparando. Por una vulneración de derechos fundamentales. Este septiembre cumpliré 36 años en el sindicato y voy a pelear hasta las últimas consecuencias por mantenerme en la organización que me vio nacer. Llevo desde los 14 años luchando por el buen nombre de UGT para que ahora vengan unos señores a quitarme en un despacho lo que me han dado los afiliados.

-¿Se siente traicionado?

-Más que traicionado, humillado y vejado. No soy un asalariado del sindicato, no le cuesto un duro. Estoy ahí por mi empresa, por representar a los trabajadores de mi empresa. Por eso que quienes están a sueldo del sindicato me hagan esto me parece una vejación y una humillación. Ya no a mí, sino a los 14.000 afiliados a los que represento.

-¿Considera que hay un ataque a la unión comarcal?

-Sí. La unión comarcal de Vigo ha sido siempre muy luchadora y dice lo que piensa. Y está claro que somos incómodos. Ahora han buscado un cabeza de turco. Creo que con esto solo estamos perdiendo la credibilidad. Deberíamos estar hablando de los problemas que está sufriendo la clase trabajadora... Pero pierden el tiempo tratando de matar al mensajero.