El Estado tiene sus arcas semivacías y ha puesto en marcha varias iniciativas encaminadas corregir el déficit público. La amnistía fiscal y las nuevas medidas en la lucha contra el fraude son las más importantes para regularizar las rentas no declaradas e intentar que afloren los elementos patrimoniales ocultos al fisco. Las personas que se quieran acoger a la amnistía fiscal tienen de plazo hasta el próximo día 30, mientras que la lucha contra el fraude, que contempla entre otros aspectos, la prohibición de realizar pagos en efectivo de más de 2.500, entró en vigor efectivo el uno de este mes.

-Parece que la amnistía fiscal no ha tenido los resultados previstos...

-Se esperaba que se aflorasen 25.000 millones en bienes y patrimonio declarado, que supondría una recaudación de 2.500 millones y según noticias no oficiales lo ingresado ronda los 50 millones. Hasta ahora está siendo un absoluto fracaso.

-¿A qué se debe este fracaso?

-A dos cosas, porque la regulación no es lo suficientemente clara y produce inseguridad jurídica al contribuyente. Estas personas que declaran esos patrimonios ocultos quieren garantías de quedar exentos de cualquier tipo de consecuencias posteriores por parte de la administración, como recargos o intereses, pero la amnistía solo lo garantiza para una serie de hipótesis que no están lo suficientemente bien delimitadas, de forma que nunca se tiene la certeza absoluta de que haciendo la regulación van a quedarse limpios.

-Es decir, ¿aún acogiéndose a la amnistía existen aspectos que Hacienda podría reclamar?

-Eso es. La amnistía solo regulariza algunos impuestos: el de la renta, el de sociedades y el de la renta de no residentes. No están dentro ni el IVA, ni el impuesto de sucesiones, ni el de patrimonio. Con lo que acogerse a la declaración tributaria especial es muy fácil que se regularice el IRPF, pero se están levantando el IVA, el impuesto de sucesiones o cualquier otro. Esto hace que la regularización no se haga al 10%, sino que el coste sea mucho mayor.

-Entonces, ¿para la mayoría de los contribuyentes es peor el remedio que la enfermedad?

-Eso parece. Hay otro aspecto muy importante y es que las medidas de prevención del fraude siguen en funcionamiento, de forma que si a través de la regularización se desvelan delitos, incluidos el delito fiscal, se van a poder aplicar todas las medidas de prevención del fraude y lo que produce es miedo al posible sujeto pasivo interesado en acogerse a la amnistía.

-¿Se puede blanquear dinero a través de esta amnistía?

-El blanqueo implica legalizar dinero procedente de un delito. Ese lo va a ser complicado siempre porque la normativa de Prevención de Blanqueo de Capitales está absolutamente en vigor y no se puede omitir o neutralizar por la vía de la amnistía. Si una persona ingresa en una cuenta del espacio económico europeo el dinero, ése hecho de haberlo ingresado va a generar la presunción de que el dinero lo tenía en su patrimonio antes del 31 de diciembre del 2010 y por lo tanto va a poder acogerse a la amnistía fiscal.

-¿Y las personas que tienen el dinero en la banca Suiza?

-En ese caso puede acogerse a la regulación tributaria especial y declarar o bien el afloramiento de ese dinero o bien los intereses de ese dinero o los rendimientos de acciones o título tributando al 10% y ya está.

-¿Y esto que parece tan sencillo también está fracasando?

-El problema es que al aflorar el dinero se están produciendo situaciones complicadas a consecuencia de otros impuestos. Y otro problema es que la gente tiene el dinero fuera a través de sociedades instrumentales, interpuestas, sociedades radicadas en paraísos fiscales, sociedades opacas... y en este caso lo pueden regularizar siempre que lo pongan a su nombre antes del 31 de diciembre del próximo año.

-¿Tiene constancia del número de gallegos que se han acogido a la amnistía?

-No, es un dato que habrá que preguntárselo a la Administración. Lo que se comenta en los foros profesionales es que está siendo un absoluto desastre porque no se está acogiendo a la regularización nadie, o muy poca gente.

-¿Qué le aconsejaría a una persona que quisiera regularizar su situación fiscal?

-Es que se ponga en manos de un profesional porque no hay una respuesta sí o no a la amnistía, sino que hay que analizar cada uno de los casos. Hay casos en los que la regularización fiscal es una solución perfecta, correctísima y barata desde el punto de vista tributario. Sin embargo, hay situaciones en las que acogerse a la amnistía puede provocar situaciones tremendas desde el punto de vista de nuevos hechos imponibles como el IVA y otras implicaciones que pueden ir por la vía de blanqueo de capitales, delitos fiscales, etc.

-¿Cuáles son los aspectos que marcan la diferencia?

-Hay que analizar la antigüedad de cada uno de los contribuyentes como la de los saldos, el origen de los mismos, los argumentos para explicar de dónde procede el dinero y otros.

-¿En base a qué normas se aplica esta amnistía?

-Es muy llamativo que la forma de regular esta amnistía haya sido a través de dos reales decretos ley; es decir, esto implica una normativa de urgencia que no ha seguido la pauta de aprobar una ley que va a las Cortes y al Senado. Lo más curioso es que la verdadera regulación reglamentaria del procedimiento se hace a través de una orden ministerial, con lo que se puede poner en duda que se pueda estar cumpliendo el principio de legalidad, porque una orden ministerial no es ni siquiera un reglamento, y lo más gracioso de todo es que el desarrollo se hace a través de informes de la Dirección General de Tributos. Es decir, es la propia Administración quien está regulando la materia interpretándola, cuando al fin y al cabo la Administración solo es una de las partes.