Distintos perfiles, pero inquietudes similares y una cabeza en la que no paran de hervir ideas. Solo el tiempo dirá si sus negocios se mantienen, salen a flote o prosperan. Cuatro jóvenes empresarios con edades comprendidas entre los 22 y los 35 años explican a FARO por qué han decidido arriesgarse en plena crisis y apostar por fundar su propia empresa. ¿Un consejo a navegantes?: "Uno solo debe apostar por algo si realmente tiene pasión por ello", afirman. Y otro: "En esta época, o tiras de ingenio o vas mal", reconocen.

En pocas cosas coincide su historia más que en la juventud y, sorprendentemente, en su crítica a los bancos: "Cuando flaqueas, son los primeros en marcharse".

De su nueva vida (alguno a dejado una empresa familiar atrás, o un empleo fijo por cuenta ajena), reconocen que han ganado en preocupaciones y dolores de cabeza. Con su nueva aventura han perdido incluso en estabilidad ecómica–sueldos– ya que algunos no se plantean cobrar una nómina hasta que pase un año.

Alejandro Jiménez montó en septiembre de 2010 una escuela infantil en Tomiño. Es el más joven ya que solo tiene 22 años y va a medias con su novia y socia, Lorena Fernández, de 24. "Es mi pareja y mi jefa", sonríe. La necesidad de mercado en una "ciudad dormitorio" fue lo que avaló al joven a invertir en una idea que se antojaba exitosa: "Sólo había otra escuela infantil, municipal, con 43 plazas. Las previsiones para 2011 apuntaban a que la localidad tendría este año más de 500 niños de menos de tres años", confiesa. Por eso, reunió fondos para un local que tiene 350 metros cuadrados y requirió de una inversión de unos 140.000 euros. Consiguió un préstamo sin aval y se reconoce ilusionado con la idea. Aunque sin experiencia previa –trabajó en una caja de ahorros gallega–, su dedicación como entrenador deportivo de niños le sirvió de trampolín al mundo de la infancia.

El caso de Carlos Valcarce, padre de familia a sus 34 años no es un estereotipo en época de crisis pero, según razona, "quien no arriesga, no gana". "Venía de trabajar un una empresa familiar durante siete años, pedí la prestación de ´paro único´ y con eso y los ahorros, monté una empresa. Afincado en Vigo, se dedica a los mantenimientos industriales, tanto de climatización o suministro comercial. Su aventura comenzaba en noviembre de 2010. "Me hice una oficina en casa; controlo todos los costes y doy un mejor precio a mis clientes", reconoce. Desde allí dirige todo el proceso, que funciona también con subcontratas. Como garantía, tiene su experiencia en el sector. Así, la inversión inicial supuso solo 3.600 euros. "La clave está en reducir costes en el mayor grado posible", resume. Pero, en su caso, no tiene personal a su cargo. Entre su filosofía de trabajo también destaca los pagos al contado. "No uso bancos; si no tengo dinero para acometer un proyecto, no lo hago", razona. Entre la parte más positiva destaca, sin duda, la cuestión personal: "Tengo una familia y esto me permite estar más con ellos".

El biólogo y enólogo Javier Mariño, de 35 años, acaba de cambiar a por su cuenta y riesgo de sector de actividad. "Lo mejor de todo es que las decisiones son tuyas, para bien o mal", asegura. El mes de noviembre decidió entrar como socio en una franquicia de mantenimiento y reparación de ascensores, de una empresa registrada en Girona y cuyo socio tecnológico es una empresa de Sevilla. "Aquí está la mayor zona de ascensores de España", confiesa por Vigo, Pontevedra y la zona sur de influencia en Ourense. Una de las claves con las que juega es el abaratamiento de costes que ofrecen –del 40% de reducción de precios, afirma–. Pero para poner en marcha la iniciativa tuvo que pedir un préstamo de 30.000 euros al banco. Aún así, asegura que "aún no ha ganado nada". No tengo por qué comprarme un yate, pero no tener jefes es fundamental", explica . "Si tu motivación es el dinero, vas mal. Yo no quiero grandes beneficios, solo que mis escasos costes repercutan en mis clientes y cubrir mis necesidades". Yo dedicaba 20 horas al día a una empresa que no era mía", explica el ex responsable de área de una empresa de telefonía.