La flota de cerco del Cantábrico Noroeste que participa en la campaña de la anchoa ha logrado un importante incremento de las cotizaciones en primera venta gracias a la reducción de los topes de captura aplicados desde finales de marzo. La actividad en el golfo de Vizcaya se inició el 1 de marzo y en el primer mes de faena –con un tope diario de 6.000 kilos en anchoa grande por embarcación y día y 3.000 en el caso de los ejemplares pequeños– el precio del kilo de bocarte alcanzó una media de 2,10 euros. Ahora, tras reducir los cupos a 1.100 kilos por buque en anchoa pequeña y 3.500 en la grande, la cotización media por kilo se situó en los 3 euros, lo que supone un repunte cercano al 30%.

Por ello, los pescadores del Cantábrico han decidido mantener los topes actuales para evitar "un nuevo derrumbe de los precios". "El objetivo de la campaña es que dure lo máximo posible y para eso tratamos de traer menos pescado a puerto, con lo que el precio sube, y rentabilizar al máximo la actividad", explica un armador gallego que participa en la campaña.

La flota española tiene asignadas para este año 12.280 toneladas de anchoa y a estas alturas ha consumido la mitad, por lo que los pescadores confían en que la actividad aún se pueda prolongar hasta finales de mayo. "A todos nos interesa que la campaña dure por lo menos un mes más porque los gallegos en junio iniciaremos la pesca de la sardina, con vistas a San Juan, mientras que los vascos y los cántabros se prepararán para la costera del bonito", señalan los representantes de la flota gallega de cerco.

Gran tamaño

El sector destaca que en las últimas semanas se han registrado capturas de gran tamaño, de las mejores desde el inicio de la campaña. "Hubo anchoa de 22 piezas por kilo que en lonja alcanzaron precios cercanos a los 6 euros", apunta un armador gallego. Mientras, la anchoa más pequeña llegó a pagarse a menos de un euro el kilo.

Este es el segundo año en el que la flota española –entre la que hay 65 buques gallegos– cuenta con autorización para capturar anchoa en el golfo de Vizcaya tras casi cinco años de veda por el mal estado del recurso. Precisamente, una de las justificaciones que encuentra el sector a los bajos precios del bocarte en lonja es la pérdida de mercado, en los años de parón, frente a la anchoa procedente de otras aguas. Por ello, la flota trabaja en la creación de una marca de calidad para recuperar el terreno perdido.