El fitoplancton portador de biotoxinas marinas, lo que popularmente se conoce como marea roja, regresa a las rías gallegas después de casi cinco meses de ausencia absoluta de la toxicidad.

El 27 de noviembre se reabrían en la ría de Muros las últimas bateas de mejillón que permanecían afectadas por la marea roja, y ahora, tras la reaparición de las biotoxinas, se produce el cierre de polígonos, precisamente, en esa ría. Y también en la de Pontevedra, tradicionalmente la más castigada por estos episodios tóxicos.

Después de esos casi cinco meses de "limpieza" total llegan los "afloramientos" de primavera, es decir, la introducción en las rías de corrientes oceánicas ricas en alimento y la salida al exterior, mediante corrientes superficiales, de las aguas ya agotadas.

Todo esto supone la llegada de fitoplancton, lo cual resulta vital para la riqueza de las aguas gallegas y la producción acuícola. Lo que sucede es que con esos nuevos aportes alimenticios aparecen igualmente las células tóxicas, y esto hace que el producto que las consume no pueda ser a su vez consumido por el ser humano, lo cual origina los inevitables cierres temporales de zonas productoras, hasta que los niveles de fitoplancton tóxico vuelvan a bajar.

La ría pontevedresa

Actualmente están cerrados ocho polígonos bateeiros –hay medio centenar operativos en Galicia–. Se trata de los tres existentes en Muros-Noia y de cinco de los ocho polígonos de mejillón disponibles en aguas pontevedresas, como son los tres de Bueu y los polígonos Portonovo B y Portonovo C.

En buena lógica, en los próximos días los análisis que se realizan en el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) deberían experimentar un paulatino aumento de células tóxicas, lo cual también dará paso a nuevas órdenes de cierre en otros polígonos y rías gallegas.

En todos los casos las prohibiciones de extracción ordenadas se deben a la presencia de toxinas del género lipofílico, entre las que destacan las diarreicas (DSP), muy frecuentes en Galicia cuando se producen los citados afloramientos.

Así pues, se avecinan tiempos de aperturas y cierres. Lo inusual es que esos afloramientos lleguen a partir de junio o julio, como ocurrió el año pasado y en 2007, pues eso significa que no se producen los aportes de nutrientes primaverales y, en consecuencia, se modifican los calendarios de desove, el producto adelgaza y se altera el ciclo normal de cultivo y crecimiento de especies como el mejillón.

En 2009 la marea roja empezó a notarse a mediados de marzo, en las rías de Ares-Betanzos y Pontevedra, apreciándose en las demás a partir de abril.

En 2008 apareció, aunque testimonialmente, en marzo y abril, para intensificarse en mayo, y en 2006 las biotoxinas empezaron a notarse desde enero, prolongándose hasta marzo y abril en las rías de Pontevedra y Vigo, para sufrirse su presencia con mayor intensidad a partir de julio en toda Galicia.

En 2005 los cierres de bateas también se producían a partir de abril, y en algunos polígonos ya no se reabrieron esos parques en todo el año, mientras que en 2004 los problemas por la marea roja eran casi generalizados en enero y febrero, para convertirse en puntuales llegado marzo y multiplicarse en todas las rías, a partir de mayo y junio. Y así en años anteriores, como previsiblemente también ocurrirá en los venideros. Quiere esto decir que la presencia de la marea roja constituye un periodo o un proceso normal y ya controlado, por lo que no hay motivo alguno para dejar de consumir mejillón gallego, aunque en próximos días la marea roja pueda extenderse a otras zonas productoras.