El decreto que prepara la Consellería do Mar para prohibir la venta directa en las lonjas gallegas a particulares cuenta, casi como cualquier cambio legal, con partidarios y detractores. Pescantinas y restauradores, por ejemplo, lo encuentran beneficioso para sus intereses, mientras que desde las cofradías, las opiniones difieren.En la actualidad, la ley permite la venta de hasta de tres kilos de pescado a particulares aunque la automatización de las ventas e incluso la negativa de muchas lonjas a permitir el acceso a particulares se traduce en que estas ventas a ajenos a la comercialización sea ya muy minoritaria y alcance sa menos del 10% de las rulas gallegas, según los propios pescadores.

En la mayor lonja de Galicia y Europa, la de Vigo, donde se comercializan cada día una media de 200 toneladas de pescado, los particulares "no compran directamente porque es una lonja muy grande y muy especializada, con ventas por toneladas, lotes o cajas". Donde sí se realizan transacciones directas a particulares es en lonjas más pequeñas, como la de Baiona, a donde cada día suele acudir una media de 20 o 30 particulares "en un 80% o 90% jubilados, que compran para su consumo diario o para el de sus familias", señala Fernando Leyenda, el patrón mayor del pósito baionés, crítico con el decreto que prepara la Xunta. Según explica, en la lonja baionesa, el pescado "primero se subasta entre los profesionales y cuando la venta se para por no alcanzar el precio adecuado, se abre la posibilidad de que compren los particulares, con un recargo de 50 céntimos por kilo". Leyenda entiende que, de prohibirse la venta a los vecinos, " nos quitarían la última esperanza de poder conseguir precios razonables para el peacado".

Una óptica bien distinta tienen la presidenta de las pescantinas de O Grove, Blanca Cao, quien muestra su satisfacción por el borrador que Mar. "Lo llevamos pidiendo nosotras desde hace muchos años. Parece ser que ahora va arriba de una vez por todas. Esperemos que sea verdad y cuanto antes mejor".

Cao también se queja de la pescadería abierta por la cofradía de O Grove en la lonja. En su opinión "sí que nos ha hecho daño a las pescantinas, porque bajó mucho la afluencia de gente, y ahora con la crisis se nota más". El patrón mayor meco, Francisco Iglesias, por su parte, entiende que "en la situación de crisis en la que estamos es una mala noticia", en referencia al borrador de la Xunta.

Para Iglesias, el problema no es que se permita la venta de tres kilos a los no profesionales, sino que "no se controle el cumplimiento de la ley", y que al final se les permita llevarse más mercancía. Pese a todo, afirma que "los particulares ya no compran en el 95%de las lonjas". Iglesias no teme que la nueva ley afecte a los puestos de venta de las cofradías, pues alega que son legales, pagan sus impuestos y tasas y también compran la mercancía en la lonja.

Por su parte, la propietaria de un restaurante grovense señala que "a los restaurantes les afecta porque si va un turista a la lonja y puede comprar pescado y marisco ya no va al restaurante". Mientras, un marinero y armador que tampoco quiere dar su nombre sostiene que los márgenes que aplican algunas vendedores al producto son muy elevados, "y la ley debería regular eso, como se hace con el tabaco".

Por su parte, el patrón mayor de Cambados y presidente de la Federación Galega de Confrarías, Benito González, cree que "lo lógico es que en las lonjas compren solo los profesionales". En Cambados, este sistema se permitió hasta hace unos ocho años. De todos modos, González explica que "ya quedan muy pocas lonjas en Galicia", que autoricen ventas a vecinos, ya que los sistemas electrónicos de puja obligan a disponer de un mando que solo tienen depuradores, placeras o restauradores.

Por su parte, el gerente de la Cofradía de Cangas, David Fernández, asegura que en tal pósito solo pueden comprar intermediarios, en su mayoría vendedoras de la plaza de abastos y empresarios de depuradoras, que tienen la obligación de depositar un aval en la cofradía para garantizar el pago de las compras. Añade que se trata de una práctica que viene de años atrás y los particulares ya no suelen acudir a la lonja a comprar, incluso ahora que la cofradía ha puesto en marcha la subasta de pescado, que antes pasaba igualmente por la lonja pero sin puja.Respecto al nuevo decreto, asegura que "hay que verlo y valorarlo".

Josefa Dios, vecina de Ons e intermediaria, asegura que tiene que depositar "un aval bancario importante, según lo que compres", para poder entrar en la subasta y le parece "injusta" la venta directa. En la lonja de Bueu, los particulares tampoco pueden participar en las subastas, aunque a veces la propia cofradía actúa como comercializadora y realiza compras por encargo, como en el caso de la centolla.

Las vendedoras de la plaza de Bueu son las que mejor han acogido la noticia de este decreto ya que recoge una de sus peticiones casi históricas. "Si permiten la venta a particulares a nosotras solo nos queda cerrar y marcharnos para casa", afirman.