En los últimos años la venta directa en lonja –llevada a su grado máximo cuando en la anterior legislatura se abrieron pescaderías directamente gestionadas por cofradías– provocó todo tipo de protestas, iniciativas políticas e incluso improvisadas manifestaciones, pues las vendedoras de las plazas veían como sus negocios perdían clientes mientras estos adquirían producto en lonja al mismo precio, a pesar de que ellas tienen que afrontar todo tipo de gastos.

Lo que pretende ahora la Consellería es poner un poco de orden en esta situación, y de paso contribuir a salvar los mercados.

O Grove, por ser un pueblo turístico y disponer de una pescadería gestionada por la cofradía dentro de la propia lonja, es uno de los puertos más afectados por la venta directa. Aquí se desplegó gran parte de la batalla contra esa fórmula, a cargo de la asociación de pescantinas que preside Blanca Cao y la organización de autónomos UPTA-Galicia, cuando su secretario general era Eduardo Abad. Ayer, en O Grove, el delegado territorial de la Xunta, Cores Tourís, anunció que la venta directa se va a acabar, algo que confirman la directora xeral de Comercio, Nava Castro, y la Consellería do Mar.