Florentino Felgueroso (43 años), profesor de la Universidad de Oviedo, forma parte de uno de los grupos de economistas españoles que más activos se han mostrado en la formulación de propuestas para hacer frente a la crisis. Organizados en torno a la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), estos intelectuales lanzaron en 2009 el llamado “Manifiesto de los cien”, una declaración a favor de una reforma laboral en España que fue apoyada por José Manuel Campa unas semanas antes de su llegada a la Secretaría de Estado de Economía. Felgueroso ha sido uno de los promotores principales de aquel manifiesto, que recobra actualidad a medida que se acerca la negociación que presumiblemente iniciarán este mes el Gobierno y los agentes sociales para cambiar aspectos del mercado de trabajo. Investigador de las relaciones laborales, capítulo de la economía al que dedicó su tesis doctoral en 1992, Florentino Felgueroso dirige además la cátedra “Capital humano y empleo” de FEDEA.

-España está en cuatro millones de parados y no se ve remedio a corto plazo.

-Tenemos una tasa de paro del 18%, que ha crecido diez puntos en dos años de crisis después de haber tardado más de una década en bajar al 8%. Esto último lo hicimos con un crecimiento importante, pero con una productividad muy baja, lo que quiere decir que si mantuviésemos el mismo modelo anterior tardaríamos unos diez años en volver a una tasa de paro como la que teníamos antes de la crisis. Y lo problemático es que queremos tener otro modelo, más productivo, en el cual vamos a crear empleo con más dificultad que antes. Por cada punto de PIB vamos a generar menos empleo siendo más productivos.

-¿Se queda corto entonces el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, cuando augura que no se volverá a tasas de paro del 8% hasta dentro de cuatro o cinco años?

-Investigadores de la Universidad de Valencia han estimado que si repitiésemos la historia, si vamos a un crecimiento basado en la demanda, tardaríamos diez años en rebajar la tasa de paro al 10%, asumiendo además el riesgo de repetir también recesiones tan duras como la actual. Si consiguiéramos un patrón más productivo, parecido al de los alemanes, tardaríamos como veinte años en reducir el paro al 10%. El estudio que cito viene a constatar que la única forma de rebajar la tasa de desempleo en menos tiempo y siendo a la vez más productivos es reformar el mercado de trabajo, acompañar el cambio de modelo con una reforma integral, en la línea de la planteada en el “Manifiesto de los cien”.

-¿Una reforma laboral puede actuar entonces como un acelerador del empleo?

-Sobre todo como un estabilizador, de modo que cuando llegue la próxima recesión, que llegará, tengamos un empleo más estable y productivo y se destruya menos. Lo que hemos vivido en estos dos años, una destrucción de empleo sin parangón, no se debe repetir.

-¿Por dónde hay que empezar?

-En primer lugar debemos tener claro que el problema no es de especialización de la economía española. Esto es, no somos poco productivos sólo porque nos hayamos dedicado más a actividades como puedan ser la construcción o la hostelería. Los datos demuestran que somos menos productivos que los principales países de nuestro entorno en prácticamente todos los sectores. Reconocer esto es importante, porque si no lo hacemos pensaremos que simplemente cambiando de sectores podemos converger con los demás países. Pero no es así.

-¿Por qué somos menos productivos entonces?

-La razón está en la tecnología. Tenemos una brecha muy grande en la adopción de las nuevas tecnologías en casi todos los sectores, salvo quizás en el financiero. La cuestión es que esas nuevas tecnologías están muy vinculadas a la formación y a la educación. Ahí está la clave. El aprovechamiento de las nuevas tecnologías pasa porque nuestros jóvenes se eduquen más y por resolver otro aspecto en el que hemos fracasado: el de la formación de los trabajadores en la empresa.

-Los caminos de las reformas laborales suelen conducir a abaratar el coste del despido. Ustedes lo plantean al sugerir la supresión de la mayoría de los contratos temporales y su sustitución por un nuevo tipo de contrato fijo con indemnización más baja que los actuales…

-La reforma que nosotros planteamos no tiene porque implicar un abaratamiento del despido o desprotección del trabajador. Yo preguntaría lo siguiente a un joven: si prefiere tardar diez años en conseguir un empleo estable y empezar a sumar derechos a indemnizaciones cuando tenga treinta y tantos años o tener desde el inicio una indemnización menor, pero llegar a esa edad con diez años de experiencia en una empresa, de forma que sus derechos a la postre serán mayores. El fenómeno de la temporalidad está haciendo mucho daño a la economía española.

-La CEOE también plantea un contrato con despido más barato (20 días por año trabajado). ¿Ustedes y la patronal van en la misma dirección?

-La propuesta de la CEOE no es realista; estaría bien si realmente creyéramos que vendría complementada por una mejora, por ejemplo, de las políticas activas de empleo o de esfuerzos en otros muchos aspectos de las relaciones laborales que nosotros planteamos: flexiseguridad, negociación colectiva, prestaciones por desempleo… El hecho de que ahora se hable sólo de la indemnización por despido indica que en España tenemos muy poca fe en los demás instrumentos que hay de apoyo al trabajador.

-No es fácil tener fe en que abaratar el despido vaya a potenciar el empleo.

-Sí puede tener incidencia, porque el coste esperado del trabajo va a ser menor para las empresas. Pero en nuestra propuesta lo más importante es que la relación laboral entre las empresas y los trabajadores se hace más estable y se favorece la formación, clave para ganar productividad. Ahora prima la temporalidad y el empresario evita pagar la formación al trabajador porque éste mañana se va a ir a otra empresa. Estamos en un círculo vicioso que hay que romper y si no lo hacemos no vamos a crear empleo.

-¿Cómo le suena el anteproyecto de ley de Economía Sostenible del Gobierno?

-Le faltan dos piezas básicas, que son las más delicadas: la reforma laboral y la de la educación. En otros aspectos la ley es muy razonable y necesaria, pero me pregunto por qué no la hemos hecho antes.

-¿Por qué no se aprovecharon los 15 años de bonanza también para corregir las fragilidades del modelo económico?

-Creo que hemos hecho lo que hemos podido con lo que teníamos. En buena medida vivimos en estos años lo mismo que ya ocurrió en los años sesenta en los países escandinavos o en Francia y Alemania, cuando dos millones de españoles emigraron para trabajar allí.