Es el único tema de conversación en los bares y lo será durante días. Los vecinos de la comarca pontevedresa del Val Miñor, de la que son originarios cuatro de los tripulantes del atunero cautivo en aguas de las Seychelles, y más concretamente los de la localidad de Baiona, cuna de cientos de marineros de la flota española en el caladero, mostraban ayer su preocupación por lo sucedido. Los concurridos bares del casco antiguo se llenaban a media mañana, mayoritariamente de marineros, jubilados o de vacaciones. Gran parte de ellos faenan en el Índico y, además de solidarizarse con sus compañeros y sus familias, criticaban ayer al Ministerio de Defensa por acusar al pesquero del ataque por salirse del cerco de seguridad que mantiene la operación "Atalanta".

"Para falar deste asunto hai que coñecelo a fondo. Para pescar hai que ir onde está o peixe e os barcos non se poden quedar nun perímetro porque as empresas armadoras esixen uns beneficios e os atúns non respetan eses límites", comentaban ayer un grupo de hombres de mar en uno de los tradicionales establecimientos hosteleros de la villa. Algunos de ellos incluso tienen parentesco con los marineros secuestrados el viernes por los piratas somalíes. Al igual que los parientes y amigos han repetido en las últimas horas, estos vecinos reclaman al Gobierno que envíe a soldados a bordo de los barcos y recuerdan que a los pesqueros franceses les ha funcionado la medida. "É que nin sequera se arriman a eles. Pero como vexan unha bandeira española, xa van a por ela. E estamos falando de xente que sabe o que fai. Que teñen radares que lles ofrecen datos sobre os barcos, sobre as empresas ás que pertencen e mesmo sobre cando saíron e de que porto proceden. Estes non son catro perdidos con escopetas".

Los más indignados con lo ocurrido son los pescadores que esperan marcharse en próximas fechas. Uno de ellos habla de la tensión que se vive a bordo de los atuneros, de la angustia de tener que pasar las noches con las luces apagadas, a riesgo de algún otro buque los embista. "Pero hai que facelo porque as empresas queren beneficios para sufragar os gastos. Os barcos nos que andamos teñen motores de 8.000 cabalos para navegar e non para quedarse nun perímetro e consumen miles de litros de gasoil. Iso só se paga con toneladas de atún que hai que pescar, veñan os piratas ou non", sentencia.

El más nervioso ayer a la hora del vermú en Baiona era, sin duda, José Manuel Carneiro Carneiro. Aprovechaba el tiempo de ocio con su mujer porque mañana parte hacia el Índico. "Imos polo canal de Suez. Imos sair á boca do lobo", relataba con angustia. Este baionés parece convencido de que correrá la misma suerte que los tripulantes del Alakrana. Por eso alertaba de que "sen seguridade ningunha e co bo tempo que agora fai alá, os piratas poden facer o que queren. Só teñen que esperar a que teñamos o aparello largado e listo. O peor debe ser vivir con esa experiencia. Os compañeiros do Playa de Bakio contáronnos atrocidades e vexacións que non se poden superar".