La crisis acuciante ha llevado al Fondo Monetario Internacional (FMI) a tomar la decisión de repartir un total de 250.000 millones de dólares durante los próximos meses, con el objetivo de fortalecer las reservas de los países miembros. Además, por primera vez, se baraja la posibilidad de emitir bonos en los mercados internacionales como mecanismo de financiación.

El Comité Monetario y Financiero Internacional anunció ayer que pondrá en práctica una nueva medida para intentar paliar los efectos más acuciantes de la crisis financiera internacional. En concreto, el FMI invertirá 250.000 millones de dólares para repartirlos entre los países miembros. El objetivo, aseguran, es reforzar las reservas de dichos países, para que puedan hacer frente al momento más crudo de la crisis. La aprobación “inmediata” de los nuevos recursos, permitirá, además, al FMI, seguir ofreciendo asistencia a los países miembros con necesidades de financiación externa. La intención del organismo internacional es que esta inyección de dinero se haga efectiva durante los próximos meses, antes de la próxima reunión anual del organismo que se celebrará en otoño en Estambul.

La iniciativa es una puesta en marcha palpable de los acuerdos alcanzados en la última reunión de los líderes del G-20, que se celebró en Londres, y a la que asistió el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. De esta forma, los países en desarrollo que reivindicaban hechos en lugar de palabras procedentes de la reunión de los países más poderosos del planeta, ven saciada una de sus más claras pretensiones: medidas reales y efectivas.

Por otro lado, los miembros del FMI plantearon la posibilidad de utilizar la emisión de bonos en los mercados internacionales como mecanismo de financiación, en lo que constituiría una acción pionera.