Balakrishnan Rajagopal, director del programa de Derechos Humanos y Justicia del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), explicó a Efe que ese renovado protagonismo es especialmente notable en el caso del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Hace un año, señaló, el tema de conversación era si el FMI se había quedado sin negocio. Ahora, es el instrumento central para canalizar préstamos de emergencia hacia los países más debilitados por la crisis.

"Están de vuelta, como dice el propio director gerente del Fondo, Dominique Strauss-Khan", afirmó el profesor del MIT.

El golpe de gracia que consagró el renovado protagonismo del Fondo tuvo lugar durante la reciente reunión del G20 en Londres, en la que se alcanzaron compromisos para triplicar los recursos de la institución, hasta los 750.000 millones de dólares.

El experto del MIT indicó que pese a esa multimillonaria inyección, el FMI y su institución hermana, el Banco Mundial, que también recibió un fuerte espaldarazo del G20, necesitan una reforma profunda para recuperar una legitimidad muy en tela de juicio.

Rajagopal señalaba en un artículo reciente que "no tiene sentido darle más dinero al FMI sin cambiar las estructuras y las ideas que han producido tantos fracasos en el pasado y que son parte de las razones por las que estamos donde estamos".

El FMI y el Banco, que nacieron de las cenizas de la II Guerra Mundial, mantienen una estructura obsoleta que no refleja el actual peso de los países en la economía mundial.

Bélgica, por ejemplo, tiene casi el mismo poder de voto en el FMI que Brasil, pese a que el tamaño de su economía y su contribución al comercio mundial son muy inferiores a los del país latinoamericano.

Colin Bradford, analista del centro de estudios Brookings Institution (Washington), considera también "crucial" que la reunión de los organismos que se celebrará el 25 y 26 de abril en Washington y cuyos actos previos arrancan el martes, impulse la reforma de sus estructuras de gobierno.

En su opinión, resulta clave que Asia, donde se está forjando un nuevo epicentro de la economía global, se convierta en un verdadero socio y en participante con plenos derechos en los dos organismos multilaterales.

Por lo demás, los expertos llamaron la atención sobre la flexibilización en la concesión de ayuda decidida recientemente por el FMI, que aprobó una línea de crédito flexible, cuyos receptores no se verán obligados a implementar reformas para conseguir ayuda, como era habitual en el pasado.

Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del FMI cree que esa flexibilidad mejorará la popularidad de un organismo denostado en gran parte del mundo en desarrollo pero presenta también un difícil desafío.

"Planean prestar todas esas cantidades de dinero prácticamente sin condiciones", indicó Rogoff, quien se pregunta si eso creará dudas entre el sector privado a la hora de volver a apostar por países en crisis que podrían no hacer, en su opinión, ajustes necesarios.

A diferencia de otros autores, Rogoff considera que muchos de los ajustes eran imprescindibles y precisos para el regreso de los prestamistas.

"Ciertamente hay países que sufren a raíz de un golpe de mala suerte, pero generalmente esa es solo parte de la historia y en general, son necesarios ajustes", indicó el profesor de Harvard, quien añadió: "Lo que me pregunto es si el FMI no es el catalizador de esos cambios, quién lo será".

Rogoff alerta también de la posibilidad de que algunos países sean incapaces de pagar sus deudas, lo que podría perjudicar mucho el actual auge de los préstamos.

Por lo demás, ni Rogoff ni el resto de expertos consultados esperan grandes anuncios de esta reunión, que se considera profundizará en lo tratado en el G20 y aclarará algunos de los detalles que quedaron imprecisos en Londres.