paco g. paz  Washington

El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, apoya la respuesta coordinada a la crisis financiera global y está listo para trabajar con el G-20 en la mejora del sistema financiero cuando tome posesión de su cargo, según adelantaron la ex secretaria de Estado Madeleine Albright y el ex congresista Jim Leach a través de un comunicado. "El presidente electo cree que la cumbre de los líderes del G-20 de las principales economías mundiales es una oportunidad importante para buscar una respuesta coordinada a la crisis financiera", aseguraron.

Albright y Leach, designados por Obama para reunirse con los dignatarios visitantes en el marco de la cumbre, también aprovecharon para transmitir a los participantes en la reunión "la determinación de Obama para seguir trabajando conjuntamente en estos desafíos cuando llegue a su cargo en enero".

Los países que asistieron a la cumbre del G-20 deben empezar hoy mismo a trabajar en los ambiciosos objetivos marcados en Washington, que les obligará a gastar más dinero publico y a reforzar sus órganos de regulación y supervisión. Una vez concluida la cumbre de líderes del G-20, la primera de este tipo celebrada nunca entre países desarrollados y emergentes, la pelota está desde hoy en el tejado de los Gobiernos, que tienen de plazo hasta el 31 de marzo para diseñar sus reformas internas.

La declaración final de la cumbre deja claro que cada gobierno tiene la responsabilidad de reforzar sus sistemas de supervisión y de regulación, así como de potenciar la coordinación con el resto. No es una tarea fácil, pues en el corto plazo hay una tarea más urgente, la de hacer frente a una crisis que ya ha anulado el crecimiento económico de EE UU y que ha provocado la contracción de la eurozona por primera vez desde que apareció la moneda única.

Medidas en marcha

La receta que se ha dado en la cumbre son las mismas medidas fiscales y monetarias que ya están aplicando algunos países. Se trata básicamente de bajadas de tipos, como las que se han producido en los cinco continentes, y también planes de estímulos fiscal, con bajadas y devoluciones de impuestos.

Con la determinación de poner todo el dinero que sea necesario, existe la confianza de que la reactivación económica alcanzará también a los países emergentes, que en esta crisis se han visto contagiados por los males de los países más desarrollados.

Todos los analistas coinciden en que el gran logro de esta cumbre ha sido reconocer el peso de las naciones emergentes que, con China, India y Rusia a la cabeza, tienen en sus manos el poder del crecimiento mundial.

Por otra parte, la crisis ha servido también para que los países desarrollados entonen el "mea culpa" y reconozcan los errores cometidos en esta última década de excesos económicos.