La manifestación que los transportistas tenían prevista para mañana miércoles en Madrid no se llevará a cabo después de que Fenadismer la desconvocara para evitar que personas "incontroladas y ajenas" al sector alteren la marcha pacífica. No obstante, la organización explicó que "la herida sigue abierta" a pesar de la suspensión temporal del paro, mientras las industrias lácteas comienzan a reclamar daños para que les recompensen las pérdidas que han sufrido durante la pasada semana por la huelga de transportistas.

Ante los episodios aislados de violencia que han tenido lugar en el marco de la huelga de los transportistas que ocupó la pasada semana, Fenadismer decidió hoy desconvocar la manifestación en la que iban a participar los transportistas mañana miércoles en Madrid. Con ello, la organización pretende evitar que personas "incontroladas y ajenas" al sector acudan a la protesta y alteren lo que pretendía ser una "marcha pacífica".

En un principio, esta marcha iba a tener lugar a las 12.30 en la madrileña plaza de Colón para acudir hasta el Ministerio de Fomento, en el Paseo de la Castellana. Sin embargo, según avanzó Fenadismer en un comunicado, informaron hoy a la Delegación del Gobierno de que, finalmente, queda suspendida. No obstante, el hecho de que suspendan la manifestación y hayan suspendido temporalmente los paros, a excepción de los transportistas autónomos, no significa que las protestas del sector del transporte hayan concluido, ni mucho menos. De hecho, Fenadismer insistió en que la crisis del transporte no se ha solucionado, por lo que "la herida sigue abierta".

Así lo indicó el presidente de la organización, Julio Villaescusa, en declaraciones a Onda Cero, donde reiteró que continuarán sus reivindicaciones "dentro de la legalidad y sin violencia". "Los transportistas están ahí y seguirán mostrando su situación", aseguró antes de instar al Gobierno a que asuma responsabilidades porque "más tarde o más temprano se tendrá que llegar a una solución". "El Gobierno lo que tendría que haber hecho es proteger en un mercado tan brutal como el que nosotros nos movemos a los más débiles", aseveró.

Reclamar pérdidas

Por el momento, las reclamaciones de los daños comienzan a llevarse a cabo, de forma que las industrias lácteas ya han comenzado a evaluar sus pérdidas con el objetivo de que "sean compensados" de algún modo. Así lo indicó el director de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), Luis Calabozo. De esta forma, y aunque son conscientes de la dificultad de que alguien se haga responsable de estos perjuicios, las industrias lácteas quieren recuperar una parte de las pérdidas a las que han hecho frente durante una semana "convulsa y difícil de gestionar".

En este sentido, Calabozo indicó que, aunque de forma "muy puntual", aún están sufriendo problemas en la recepción de 'inputs' auxiliares, como embalajes o azúcares. "Ese ralentí todavía existe, porque aún hay cierto temor de muchos transportistas a represalias", añadió.

Fruto de todo esto, muchas empresas tuvieron que ofrecer a su personal "vacaciones obligatorias" ante las dificultades por las que atravesaron a pesar de haberse preparado con tiempo al paro adelantando muchos repartos.

Por su parte, los ganaderos gallegos ya cifran en 20 millones de euros las pérdidas provocadas al tener que tirar los 20 millones de litros de leche que no fueron recogidos por los camiones cisterna durante la semana que duró la huelga, según los cálculos de la Unión Sindical Agraria de Galicia (USAG). Su presidente, Leandro Quintas, interpretó que esto ha de ser compensado por el Gobierno, "por no haber garantizado que los piquetes no impidiesen la recogida".

Por ello, se quejó de que "todo son palos para el sector" al considerar un "nuevo revés" para los ganaderos los perjuicios provocados por el paro del transporte.