Los concesionarios y talleres de reparación de vehículos de la provincia de Pontevedra quieren poner fin a la venta ilegal de coches en plena calle. Según los empresarios, este tipo de negocios se han multiplicado en los últimos meses, de la mano de profesionales "encubiertos" que "simulan ser particulares", carecen de licencia de actividad, "no ofrecen garantías" a los compradores y utilizan la vía pública como escaparate. Para poner freno a esta situación, el sector ha programado una serie de reuniones con los concellos más afectados para que prohíban la colocación de carteles de "se vende" en el interior de los vehículos estacionados en las calles -como hacen los municipios de Madrid y Valencia-.

Los vendedores también exigirán a la Administración central que tome cartas en el asunto, ya que esta práctica supone una pérdida para el Estado en concepto de tasas, IVA, IRPF o Impuesto de Sociedades. Los núcleos urbanos que concentran el mayor número de puntos de venta ilegal son Vigo, Porriño, Lalín, A Estrada, Pontevedra y Vilagarcía de Arousa, entre otros. Estas zonas de venta suelen ubicarse en viales con una considerable densidad de tráfico, pero también próximas a gasolineras y trenes de lavado de coches.

Los concesionarios de vehículos denuncian que esta "competencia desleal" está reduciendo las ventas de las empresas legales, y que se aprovecha sobre todo de las capas sociales con menor capacidad adquisitiva y menor posibilidad de información, como la comunidad inmigrante.

"La mayoría son profesionales encubiertos, que trabajaron antes en este sector y que ahora se aprovechan de sus contactos para conseguir vehículos", explica Enrique Fontán, gerente de un concesionario oficial de Peugeot en Vigo y presidente de la Asociación de Talleres de Reparación de Vehículos de Automóviles de Pontevedra (ATRA).

Estos vendedores ilegales simulan ser particulares que quieren deshacerse de un vehículo, con lo que consiguen evitarse impuestos, licencias y "responsabilidades". "Ponen los coches en zonas estratégicas y algunos pueden llegar a manejar flotas de hasta quince o veinte vehículos", apunta Fontán, que añade que si uno de fija en los teléfonos que aparecen en los carteles de "se vende", muchos de ellos coinciden. "El problema de actuar como particular es que no hay garantías", añade.

En este sentido, los vendedores profesionales se sienten en desventaja, ya que tienen que hacer frente a impuestos y tener un local para acometer las ventas. Una de las zonas más perjudicadas por esta actividad es Vilagarcía de Arousa, donde los concesionarios y talleres de la zona ya se han reunido con el municipio para plantearle sus quejas. Tanto los talleres como los concesionarios quieren que los concellos prohíban la venta en las calles, multando, por ejemplo, la colocación de carteles tipo "se vende" o "estoy en venta" de los vehículos estacionados en la vía pública.

En Galicia, sólo el municipio de Lugo prohibía hasta ahora este tipo de carteles en varios vehículos aparcados en la misma plaza o espacio público, aunque a partir de ahora esto también estará sancionado en Oleiros (A Coruña). En este caso, la medida es más restrictiva y no se podrán colocar en ningún vehículo. En el resto de España, este tipo de prohibiciones se aplican ya en ciudades como Valencia, Madrid, Vitoria, Albacete, Logroño, Guetxo y Burgos, entre otros.