El FMI estimó las pérdidas potenciales por la crisis financiera en casi un billón de dólares y alertó de que el empeoramiento de las condiciones económicas en Estados Unidos hará la vida aún más difícil para los bancos. El mensaje del Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe semestral sobre la estabilidad de los mercados financieros, divulgado ayer, fue lúgubre.

El organismo no apuntó ninguna señal de luz al final del túnel y, al contrario, cree que la crisis financiera continuará y en unas circunstancias mucho más peligrosas que hace unos meses.

"El deterioro en los mercados de crédito se está moviendo a otros tipos de productos financieros, básicamente por el debilitamiento de la economía, y eso pondrá presiones adicionales a los balances de los bancos", dijo en una rueda de prensa Jaime Caruana, jefe de asuntos monetarios y de mercados del FMI.

Por primera vez el organismo intentó estimar el costo de la crisis, sumando las bajadas en el sector inmobiliario estadounidense, de los valores asociados a las hipotecas y las pérdidas en otros tipos de préstamos.

El número al que ha llegado es 945.000 millones de dólares de riqueza destruida. Es como si de un plumazo hubiera desaparecido todo el Producto Interno Bruto (PIB) de México.

En esa cifra se incluyen 200.000 millones de dólares en pérdidas ya anunciadas por los bancos y otros 80.000 millones de pérdidas adicionales que tendrán que revelar próximamente, según Peter Dattels, un experto de la institución.

Esa sangría ha dejado a muchas instituciones con las arcas vacías y Caruana les instó a captar nuevos recursos y seguir prestando, de forma que se evite una contracción aún más profunda del crédito.

A los gobiernos, el FMI les urgió a que actúen "de inmediato para mitigar los riesgos de un ajuste aún más penoso".

Les pidió que ejerzan una supervisión más intensa de las cuentas de los bancos y se preparen para intervenirlos, si fuera necesario.

"Subprime"

El informe destaca que la gangrena que surgió en los préstamos de alto riesgo (subprime) de Estados Unidos se ha extendido ya a hipotecas de calidad, a créditos al consumo y a las empresas.

El organismo teme que ocurra una retracción mundial del crédito y en ese sentido "los países industriales donde los precios de la vivienda están inflados en relación con los parámetros fundamentales de la economía o donde los balances de las empresas o los hogares soportan más presión, también están expuestos a riesgos".

Una de esas naciones es España, donde el Fondo auguró que el precio de las casas caerá entre un 15 y un 20%, en términos reales, es decir, descontada la inflación.